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Egresó de la Universidad Católica, la misma que después lo invitó a sus aulas como profesor al igual que la Universidad Nacional de Asunción. En los primeros años de su carrera, se asoció a los arquitectos Solano Benítez, Alberto Marinoni y más tarde, Luis Torcida.
Sus proyectos profesionales avanzaban hasta que en el 2007, una propuesta laboral marcó el adiós que José Luis Ayala Vargas, su esposa y sus dos hijos, dieron a su tierra natal.
"La decisión de mudarnos fue mucho un desafío personal, un afán de aprender más, de poder manejar tecnología de punta que algún día me gustaría poder aplicar a nuestro país", asegura el arquitecto paraguayo desde Spring, Texas.
EL DESAFÍO DE UN NUEVO RUMBO
Al llegar a Estados Unidos, Ayala Vargas encontró las puertas abiertas de SHW Group una de las 50 mayores oficinas de arquitectura de Estados Unidos y rankeada entre las tres mejores dedicadas al rubro educativo donde actualmente se desempeña como líder de diseño.
"Tenemos la misma temperatura, tenemos la misma humedad, por lo que vine a diseñar acá", señala al introducir su proyecto de la escuela elemental Gloria Marshall, una institución cuya infraestructura busca consolidarse como una herramienta de enseñanza para unos 800 niños.
"Lo que nosotros y mucha gente involucrada en la educación pregona, es que hoy ya no podemos enseñar a los niños de la misma manera que nos enseñaron a nosotros. El mundo ha cambiado tanto que la forma de enseñanza debe adecuarse a él. (
) La enseñanza se debe volcar a utilizar esta tecnología para que él aprenda de esta forma", comenta.
Convencido de que la educación no solo pasa por el aula sino por lo que está alrededor, explica que la infraestructura construida en 18 meses ayuda a economizar y renovar el entusiasmo de los alumnos del primero al quinto grado.
"Planteamos que la enseñanza sea basada en proyectos, como por ejemplo: en vez de que el profesor enseñe como calcular el área de un rectángulo y el volumen de un recipiente, se les presenta con el problema de analizar la cantidad de agua recolectada en la lluvia: datos que se proporcionan son el área del techo, cantidad de lluvia caída y el área de la base del tanque de agua. Ese problema genera el interés en los chicos en desarrollar la solución. Luego pueden constatar esos resultados entrando a la página web de su colegio, donde están todos los datos. (
) Luego, esa agua recolectada se utiliza por ejemplo para los inodoros. Entonces se les enseña todo lo relacionado a la sostenibilidad", menciona.
Sin embargo, la matemática no es lo único que el edificio está dispuesto a inculcar: también hace un especial énfasis en el cuidado del planeta. "El consumo de energía está monitoreado por computadoras. Los niños juegan entre sí quienes consumen menos energía. ( ) Ellos pueden ver si qué clase usó más y apagan las luces. Con ello aprenden que tenemos recursos limitados. ( ) Van a ahorrar en el consumo de energía enseñándole a los chicos como hacer", acota el profesional de 39 años.
Satisfecho con los alcances de la infraestructura, Ayala Vargas no imaginaría que el mismo mes en que la escuela abriría sus puertas, su trabajo sería evaluado y consagrado a nivel estatal.
MÁS QUE UN RECONOCIMIENTO PERSONAL
Todos los años, la Asociación de Educadores de Texas (TASA por sus siglas en inglés) organiza una convención en la que analiza los modelos de enseñanza, los pupitres utilizados en las escuelas públicas y hasta los ómnibus escolares. Al finalizar el encuentro, el gremio premia tanto a los líderes de enseñanza, los docentes y la vanguardia educativa.
En este rubro, la infraestructura de la escuela diseñada por el paraguayo compitió con más de 120 obras terminadas recientemente y conquistó el premio Caudill, uno de los más altos galardones.
Si bien no existe una compensación económica, demuestra su satisfacción y destaca el aporte para Spring. "Para el distrito tener este premio es muy importante, porque así se pueden traer a los mejores docentes del país. Son escuelas públicas y cuando les dan mejores opciones de enseñanza, a ellos les gusta más y van a venir. Texas quiere en el 2015 convertirse en el líder de educación en el país y ellos necesitaban un edificio vanguardista", afirma.
PARAGUAY EN LA PIEL
Con su actitud, el arquitecto demuestra que la distancia y el tiempo no han cambiado su sentimiento de pertenencia a la tierra guaraní. "Estamos muy orgullosos de ser paraguayos. Duele mucho dejar nuestra tierra, familia, amigos pero nos llena de felicidad saber que la educación de nuestro país es excelente y que un paraguayo dedicado puede triunfar en su tierra o en donde quiera", reflexiona.
Si bien asegura que su nacionalidad jamás representó dificultad o traba alguna, está seguro de que en Sudamérica se encuentra el futuro del mundo. "Todos los días pienso en volver a Paraguay. Ahora entiendo que se añora, que se quiere volver. Siempre hay esperanzas de volver, pero nos va muy bien acá y estoy aprendiendo mucho y siempre pienso que podría aplicarlo en Paraguay. Hay que ver qué depara el futuro", declara finalmente.