Hacia el Portón de los Sueños

No hay dudas de que Augusto Roa Bastos es el escritor paraguayo más importante del siglo XX, y que forma parte de la cumbre de la literatura hispanoamericana.

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«Un día como otro cualquiera, pero único entre todos los días de mi vida, tuve que golpear una puerta. La puerta que se abre sobre la ausencia, sobre la partida, sobre un largo peregrinaje que comenzaba en ese momento...» Augusto Roa Bastos.

 

 

Hurgar en la vida y obra del consagrado Premio Cervantes sugiere un apasionante viaje de carretera entre paisajes, memorias, pasado y presente; exilios, viajes y creación que llegan a un mismo punto de ebullición. El del poeta, escritor, novelista, guionista, periodista; pero, sobre todo, el del ser humano puro, humanista y sensible que quedó inmortalizado en el cine nacional.

 

Ese es el camino hacia el portón (el de los sueños) que llevó a Hugo Gamarra Etcheverry a construir un legado audiovisual en el que se inmortaliza una mirada del autor, narrada, vivenciada y ficcionada por el mismo autor. Narrada en primera persona nada menos que por "Augusto", aquel hombre sereno y humilde, más allá de su consagración.

 

Rodada en el verano de 1994 –y extendida hasta el invierno–, la película documental de Gamarra sufrió una serie de mutaciones que lo llevaron desde aquel primer formato en VHS; hasta la actual reedición especial en DVD, lanzada en el marco del Bicentenario Nacional con presentaciones, comentarios, subtítulos en castellano, guaraní, inglés, francés y portugués; además de una amplia galería de fotos, escenas inéditas no incluidas en la película, entrevistas y otras perlas que aseguran sorprender tanto al seguidor de la literatura de Roa, como al amante del cine y a todo novel lector. 

 

El infinito mundo creativo de Roa Bastos era (y sigue siendo) tan amplio, que cualquier intento de esbozo resultará insuficiente. Por eso, simplemente, lejos de hallazgos biográficos y de falsas petulancias, nos permitimos remitirnos al mundo roabastiano en su estado más puro y entrañable. «Un pequeño portón que no pertenece ni a la realidad ni a la fantasia, ni a la naturaleza ni al mundo secreto del hombre; porque ese portón está ahí desde el comienzo de los tiempos...», dirá el mismo escritor al inicio del film.

 

Estremecidos ante el universo del "paraguayo más universal", nos acercamos a Hugo Gamarra, el director, productor, guionista, docente y crítico cinematográfico que -junto a la colaboración de Gloria Muñoz y de Agustín Núñez en el guión y la dirección de arte- logró inmortalizar el mundo del autor en un épico, poético y fluctuante viaje.

 

En una entrevista con el director, nos propusimos recordar a Roa Bastos desde su obra audiovisual; para acercarnos a la mirada más humana del escritor, del poeta y guionista de cine (en algún Especial anterior lo recordábamos en esa faceta) y hacer un breve pero puntual recorrido por ese universo tan sencillo y tan complejo en el que el cine y la literatura coquetean en su mayor dimensión.

 

 

-Si pudiera hacerlo en pocas palabras, ¿cómo definiría la vida y obra del gran Augusto Roa Bastos?


-Una vida de gran entrega y tesón por lograr transponer las vicisitudes de su vida en la expresión simbólica de la literatura, intentando siempre lo universal, con mucho rigor, desde las particularidades del ser paraguayo. Además, supo mantener una gran coherencia ideológica entre su obra y las decisiones de su vida, a pesar de sus sombras que sin duda las tuvo, como cualquier ser humano. Roa Bastos es uno de los pocos y grandes paraguayos universales del siglo XX; y un ejemplo heroico para las generaciones paraguayas de hoy y del futuro. Debemos seguir investigando, estudiando y difundiendo su obra, que es realmente inagotable.

 

-En ocasiones había señalado que la literatura de Roa Bastos definió de manera concreta su vocación y profesión audiovisual. ¿Cómo se dio su acercamiento a la obra literaria de Roa Bastos?


-Gracias a mis maestras Emina Nasser y María Luisa Artecona en el Colegio Experimental Paraguay-Brasil, a quienes recuerdo con mucho cariño y gratitud. Efectivamente, al leer Hijo de hombre tuve la certeza de que sería director de cine. Fue un evento decisivo, una iluminación, que marcó mi vocación cinematográfica y mi compromiso de vida con y en el Paraguay.

 

-Entre los recuerdos de su infancia perdura la secuencia final de Hijo de Hombre - Choferes del Chaco (Argentina-España 1961; titulada La sed en España) dirigida por Lucas Demare y escrita por Augusto Roa Bastos. ¿Qué puede apuntar respecto a la filmografía como guionista del escritor?


-Dos aspectos que me parecen relevantes. Por un lado, el fuerte sentimiento humanista que transmiten las películas escritas por Augusto, siendo las más relevantes Hijo de hombre / Choferes del Chaco, Shunko y Alias Gardelito, las que están consideradas como obras fundamentales en la historia del cine argentino. El otro aspecto notable es la capacidad que demostró Augusto para "transponer" o adaptar textos literarios (suyos y de otros) a obras cinematográficas, habilidad que logró con dedicación y estudio riguroso, profundo, del lenguaje cinematográfico; y que resulta muy inusual entre los autores literarios. Son pocos los grandes escritores que fueron también grandes guionistas, el caso de William Faulkner y Augusto Roa Bastos.

 

-En 1990 tuvo su primer contacto personal con el escritor. Posterior a un homenaje a su obra como guionista en el Festival Internacional de Cine de Asunción, en ocasión de la presentación de Mis Reflexiones sobre el guión cinematográfico, el escritor señaló: "A mí el cine me hizo nacer como escritor". ¿Cómo definir esa "transposición" de la ficción cinematográfica a la literatura?


-Augusto señalaba la importancia que tuvo el cine en el desarrollo de la imaginación visual, que consideraba de gravitante importancia en la creación artística. Además, contaba el tremendo impacto que tuvo en su sensibilidad de niño cuando descubrió las primeras películas en la plaza de Iturbe y un "cinero" móvil exhibía películas. Viviendo en Buenos Aires pudo conocer y estudiar los clásicos del cine para convertirse en un guionista muy calificado y ponderado, a tal punto que ganó por concurso la cátedra de Guión en la Universidad de La Plata.

 

-Ya por esos tiempos Roa Bastos expresaba: "América Latina pide a gritos la presencia de nuestro cine". Desde entonces, hasta este tiempo, ¿cuánto ha avanzado nuestro cine?


-Paraguay es uno de los pocos países de Sudamérica sin tradición cinematográfica y el único en el continente sin un instituto de cinematografía ni leyes de promoción a la producción y difusión audiovisual, sin una cinemateca nacional, sin televisión pública y sin escuela de cine. Sin embargo, el cine paraguayo ha avanzado mucho en cantidad y calidad en la última década, gracias a tres factores: 1) la disponibilidad de la tecnología digital; 2) la formación y capacitación de talentos paraguayos en el extranjero y en carreras de comunicación audiovisual en Asunción; y 3) a la promoción de la cultura cinematográfica en Paraguay, en la que ha jugado un papel fundamental el Festival Internacional de Cine del Paraguay (antes llamado de Asunción), desde 1990, y el FestiDoc Paraguay, desde el 2005.

 

-¿Cómo fue acompañar a Roa Bastos en su regreso al territorio de su infancia? 


-Fue una experiencia emocionante e inolvidable, que creo nos marcó profundamente a cada uno de los que participamos. Para mí fue el sueño de mi adolescencia hecho realidad y creo que un premio a mi vocación y dedicación. Aquellos días, compartiendo tan de cerca con Augusto y trabajando con Agustín y todo el equipo de rodaje en el verano de 1994, han quedado grabados en mi memoria más afectiva.

 

-En El portón de los sueños: Vida y obra de Augusto Roa Bastos es clara la hibridez entre lo documental y la ficción, que refleja a su vez la misma narrativa y poesía del escritor. ¿Cuál fue el grado de injerencia de la palabra de Roa Bastos en la toma de decisiones respecto al guión y la dirección?


-Fue la obra literaria de Augusto y los datos sobre su niñez los que influyeron en las decisiones de guión y dirección de El portón de los sueños. Es decir, partiendo de mi premisa o inspiración cinematográfica, Gloria Muñoz y Agustín Núñez contribuyeron decisivamente al guión y la puesta en escena. Augusto aprobó los planteamientos temáticos y estructurales del guión y aportó ideas, su figura (inclusive "actoral") en el rodaje y posteriormente su narración, que edité con las imágenes y la banda sonora. 

 

-Roa Bastos fue, a su vez, catedrático en la Universidad de Toulouse, cuando en 1976 la dictadura argentina lo obligó a trasladarse a Francia. Con la película en manos, usted fue a la Universidad de Toulouse a estrenarla, y más tarde a disertar sobre Roa Bastos y el cine. ¿Cuál fue el impacto que evocó el documental, ante la figura y la literatura del maestro?


-El debate posterior a la exhibición en el auditorio de la Universidad de Toulouse fue una de las mayores satisfacciones que me ha dado la película y gracias a Dios lo tengo grabado. Recuerdo lo conmocionado que estaban los docentes y, entre las ponderaciones que hicieron de la película, puedo citar: "La manera en que se mezclan realidad y ficción: la película no es verdaderamente documental ni verdaderamente ficción, pero que sí es las dos cosas a la vez"; "Una visión muy profunda del país, una especie de vuelta a los elementos originarios"; "La intertextualidad muy fuerte de alusiones a la obra literaria de Augusto y algo muy primitivo: la vuelta a los elementos fundamentales, como si fuera la materia de la literatura y la película"; "La superposición de pasado, presente y futuro"; "la manera en que "regresa a esos escenarios de sus novelas como un intruso"; "La hermosa música" (de Lobito Martínez); "Nos confirma que lo entrañable de Augusto está en sus vivencias infantiles"; "Es un viaje simbólico hacia los orígenes, que a su vez se confunde con la muerte, por eso es claro también que esta película es su testamento". Descubrí muchas cosas que había puesto en la película en un nivel inconsciente y aprendí muchísimo de ese público tan especial y calificado. Memorable.

 

-A 17 años de su estreno, pasando por varias ediciones, hoy El portón de los sueños está disponible en una edición especial de DVD, celebrando el Bicentenario patrio, con comentarios, galería de fotos, críticas, subtítulos en cinco idiomas, incluso el guaraní. Tras este largo recorrido de estrenos, exhibiciones internacionales y reediciones; desde su visión de realizador, ¿cómo se define la mística de esta obra?


-Es un testimonio íntimo y excepcional del pensamiento, la figura y la voz de este paraguayo universal; un documento para la posteridad. También un viaje mágico por el Paraguay mítico de Augusto Roa Bastos, que evoca cinematográficamente las vivencias que le marcaron de niño, su imaginación prodigiosa, su sensibilidad humanista y su admirable intelecto poético. Creo que es una película que ofrece muchas interpretaciones y lecturas, por lo que ha de perdurar y será aún más valorada con el tiempo.

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