Cargando...
El deleznable asesinato de una madre de 30 años, fallecida la madrugada del viernes último a raíz de los golpes de martillo que le aplicó su amante tres días antes, colocó nuevamente en tela de juicio un viejo problema cultural que ya ha enlutado a numerosas familias paraguayas, al tiempo que reclama un mayor énfasis en la búsqueda de una solución inmediata. Se trata de la violencia de género, principalmente en perjuicio de la mujer. La falta de educación formal y espiritual, sumada a la condición impredecible de la conducta humana, influyen de alguna manera en el descontrol en los problemas de pareja.
La muerte de Nancy Beatriz Echeverría Chávez (30) se produjo pasada la medianoche del viernes pasado después de luchar por su vida durante dos días en la sala de Terapia Intensiva del Centro de Emergencias Médicas.
La mujer sucumbió ante la gravedad de los golpes de martillo que le propinó en la cabeza Ricardo Aguilar Gavilán (48), alias "Pelado", un electricista con quien la víctima mantenía una relación sentimental.
Conforme a los antecedentes, el incidente aconteció a las 23:30 del martes pasado en la casa de la infortunada, ubicada en el barrio Santísima Trinidad de la capital.
"Aquí entra a tallar la conducta demencial y violenta de un depravado para violentar a una mujer indefensa hasta matarla", explicó el director de Apoyo Técnico de la Policía Nacional, comisario principal, Alberto Cáceres Santacruz, al ser consultado sobre este caso.
"El hombre a veces no controla su comportamiento y a veces es llevado por los impulsos para cometer actos de violencia que conduce a un desenlace lamentable", opinó.
"Este tipo de situación se da con frecuencia en nuestro país. Si bien ningún estrato social es ajeno a este problema, se presenta con mayor prospección en hogares donde hay carencia de formación educacional y espiritual, elementos que influyen en la moderación de la conducta", puntualizó el jefe policial.
Doble vida
Conforme a los datos investigativos, el electricista Ricardo Aguilar Gavilán llevaba una doble vida. Por un lado, era un hombre casado que vivía en el barrio Villa Guaraní de la capital, con su esposa y sus dos hijos.
Por el otro lado, mantenía un romance clandestino con Nancy Beatriz Echeverría Chávez, quien era madre de tres menores, producto de una relación anterior.
Al percatarse de su acción, Aguilar huyó de la casa y trató de ocultarse de la Policía. Pero agentes de Investigación de Delitos lo atraparon dos días después, después de ubicar su paradero en Luque.
Según la Policía, Aguilar confesó luego de su captura que esa noche perdió el control y le atacó con el martillo a la mujer al enterarse que esta mantenía un supuesto romance paralelo con otro hombre.
"No hay ningún motivo para que esta persona pueda violentar hasta el extremo a una mujer a tal punto de acabar con su vida. Es grave porque el hombre hace prevalecer su machismo y la forma en que tuvo que actuar para maltratarla", indicó el comisario principal Cáceres.
Estado debe reparar daño con Justicia
El jefe de Apoyo Técnico señaló que el autor confeso del crimen definitivamente debe ser sometido a un estudio siquiátrico para determinar qué lo condujo a tomar la determinación de agredir a su amante con un martillo.
Expresó también que el Estado debe reparar el daño ocasionado a los familiares, principalmente a los hijos de la víctima, aplicando justicia y un castigo ejemplar para el homicida.
"El autor confeso es responsable de sus actos, de sus acciones violentas y debe responder. El Estado debe reparar ese daño haciendo justicia y esa persona debe ser juzgada para pagar la culpa correspondiente", sostuvo Cáceres.
La muerte de Nancy Beatriz Echeverría Chávez (30) se produjo pasada la medianoche del viernes pasado después de luchar por su vida durante dos días en la sala de Terapia Intensiva del Centro de Emergencias Médicas.
La mujer sucumbió ante la gravedad de los golpes de martillo que le propinó en la cabeza Ricardo Aguilar Gavilán (48), alias "Pelado", un electricista con quien la víctima mantenía una relación sentimental.
Conforme a los antecedentes, el incidente aconteció a las 23:30 del martes pasado en la casa de la infortunada, ubicada en el barrio Santísima Trinidad de la capital.
"Aquí entra a tallar la conducta demencial y violenta de un depravado para violentar a una mujer indefensa hasta matarla", explicó el director de Apoyo Técnico de la Policía Nacional, comisario principal, Alberto Cáceres Santacruz, al ser consultado sobre este caso.
"El hombre a veces no controla su comportamiento y a veces es llevado por los impulsos para cometer actos de violencia que conduce a un desenlace lamentable", opinó.
"Este tipo de situación se da con frecuencia en nuestro país. Si bien ningún estrato social es ajeno a este problema, se presenta con mayor prospección en hogares donde hay carencia de formación educacional y espiritual, elementos que influyen en la moderación de la conducta", puntualizó el jefe policial.
Doble vida
Conforme a los datos investigativos, el electricista Ricardo Aguilar Gavilán llevaba una doble vida. Por un lado, era un hombre casado que vivía en el barrio Villa Guaraní de la capital, con su esposa y sus dos hijos.
Por el otro lado, mantenía un romance clandestino con Nancy Beatriz Echeverría Chávez, quien era madre de tres menores, producto de una relación anterior.
Al percatarse de su acción, Aguilar huyó de la casa y trató de ocultarse de la Policía. Pero agentes de Investigación de Delitos lo atraparon dos días después, después de ubicar su paradero en Luque.
Según la Policía, Aguilar confesó luego de su captura que esa noche perdió el control y le atacó con el martillo a la mujer al enterarse que esta mantenía un supuesto romance paralelo con otro hombre.
"No hay ningún motivo para que esta persona pueda violentar hasta el extremo a una mujer a tal punto de acabar con su vida. Es grave porque el hombre hace prevalecer su machismo y la forma en que tuvo que actuar para maltratarla", indicó el comisario principal Cáceres.
Estado debe reparar daño con Justicia
El jefe de Apoyo Técnico señaló que el autor confeso del crimen definitivamente debe ser sometido a un estudio siquiátrico para determinar qué lo condujo a tomar la determinación de agredir a su amante con un martillo.
Expresó también que el Estado debe reparar el daño ocasionado a los familiares, principalmente a los hijos de la víctima, aplicando justicia y un castigo ejemplar para el homicida.
"El autor confeso es responsable de sus actos, de sus acciones violentas y debe responder. El Estado debe reparar ese daño haciendo justicia y esa persona debe ser juzgada para pagar la culpa correspondiente", sostuvo Cáceres.