La cordillera de Caaguazú es la prolongación del Ybytyruzú hacia el departamento de Caazapá, que a pesar de la invasión de la agricultura mecanizada que arrasó con los recursos naturales, como el monte, dejó algunos remantes de bosques, que guardan verdaderos tesoros naturales, como el “chorro de Abaí” que es una excelente opción para el “turismo interno” este fin de semana o el verano.
Chorro de Abaí, es un conjunto de tres cascadas de agua cristalina de singular belleza, que es ideal para un safari fotográfico, o para visitar y disfrutar de la tranquilidad.
La cascada principal cuenta con más de tres metros y a sus pies se forma una piscina natural donde es un placer darse un chapuzón en el verano.
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Cuando las temperaturas se elevan este lugar es el destino preferido de los pobladores de la zona noreste del departamento de Caazapá, porque además de poder admirar las bellezas de las cascadas, se puede usar la caída del agua para un hidromasaje gratuito y refrescarse en la pequeña laguna entre las piedras.
Recientemente la conocida artista fotográfica especialista en naturaleza, Sonia Maciel, realizó la captura de imágenes alucinantes del “chorro de Abai” donde se puede apreciar la belleza del lugar en todo su esplendor, incluyendo unas vistas aéreas exclusivas.
Sin embargo, llegar hasta este lugar paradisíaco tiene su “costo” en sacrificio por el mal estado del camino, comenzando desde la ciudad de Abaí, donde se toma la ruta enripiada hacia la compañía Capiitindy, hasta la zona denominada Compañía K 10, donde se toma el desvío, hacia la izquierda, sorteando pasos difíciles, de un camino rural siempre en mal estado.
El chorro de Abaí se encuentra en la propiedad de Lorenzo Paniagua, quien tiene su vivienda en la zona y en verano cobra un monto para que los visitantes ingresen a disfrutar de las cascadas.