“Cada persona debe descubrir por sí misma cuál es la aventura ‘adecuada’, conforme a sus necesidades, personalidad o estado de ánimo”, señala la psicóloga alemana Christina Miro. Sin embargo, como principio, la terapeuta de viajes sostiene que “una aventura debe generar de por sí un poco de miedo”
Miro señala que una buena aventura puede tener un efecto muy positivo para la autoestima y da algunos consejos.
Muchos viajeros relatan emocionantes viajes de aventura, pero ¿qué significa eso?
Miro: Significa embarcarse en un viaje emocionante hacia un entorno extraño, salir de la zona de confort y enfrentarse a actividades o lugares peligrosos o arriesgados.
Tomar en los viajes la decisión consciente de desafiarse a sí mismo y ver hasta dónde puede llegar, cómo puede enfrentarse a lo desconocido.
¿En qué consiste un buen viaje de aventura?
Miro: Para cada persona, lo que constituye una aventura es individual. Todo el mundo tiene diferentes necesidades, ideas y percepciones de un viaje, y también ciertas inseguridades y miedos a los que enfrentarse.
Para algunos es el deporte, como una emocionante excursión en bicicleta de montaña. Para otros, pueden ser experiencias en la naturaleza, por ejemplo en el Amazonas. También puede ser algo más ligero, con menos riesgos, como conocer una cultura extranjera.
El viaje en sí puede ser una aventura. Significa salir y vivir en una cultura diferente. Una cierta dosis de incertidumbre y miedo forma parte de ello.
No se trata de incentivar situaciones de gran miedo, ya que eso a veces puede salir mal. Pero la aventura en sí ya debe desencadenar una pequeña dosis de temor.
Durante una aventura también se experimenta una sensación de vitalidad y un impulso de supervivencia. La adrenalina recorre todo el cuerpo. Muchos vuelven de un viaje de aventura con su autoestima reforzada.
¿Cómo puedo encontrar la aventura adecuada para mí?
Miro: Uno debería pensar en qué es lo que le interesa. Por supuesto, no debería hacerse nada que a uno no le guste. Se trata de ver cuáles son los objetivos en la vida.
También hay diferentes lugares en determinados países a los que uno viaja para experimentar una determinada aventura y enfrentarse al reto. Por ejemplo, si quieres escalar montañas o practicar deportes acuáticos.
Hay que pensar de antemano: ¿cuáles son mis intereses?, ¿qué es exactamente lo que quiero mejorar o con qué quiero enfrentarme a mí mismo?, ¿qué miedos quiero superar?
Los ingredientes de la propia aventura son tener cierta curiosidad y el deseo de enfrentarse a la incertidumbre y a la inseguridad. Aquí se puede considerar qué es lo que personalmente se asocia con los sentimientos de libertad y vitalidad.
Lo que también puede resultar interesante para muchos es viajar solos, sin mucha ayuda ni apoyo y sin tener que depender de otras personas.