La última noche antes de la partida fue breve no solo porque el vuelo a Quito, Ecuador, partía temprano, sino también porque empacar lo necesario para el viaje resultó bastante más complicado que lo pensado.
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Yahui Miao necesitó tres intentos hasta que pudo cerrar las dos mochilas, una de ella y otra de su esposo.
“Yo soy la experta en empacar, pero lo subestimé”, dice la mujer china, que vive junto a su compañero en Hamburgo. La pareja partió en junio de 2022 a un viaje de seis meses por el mundo.
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Debía ser un período sabático con equipaje liviano. Todo lo que no se podía llevar puesto y no cabía en las dos mochilas de dimensiones de equipaje de mano, debía quedar en casa.
Solo con equipaje de mano sin riesgos
¿Por qué? Querían poder ser flexibles, explica Miao, que señala que en el avión existe el riesgo de que la maleta se pierda en el camino.
“Es demasiado riesgoso”, dice la mujer, de 31 años, mirando su ordenador portátil, la tableta de su esposo y dos dispositivos para leer E-Books.
La laptop era la pieza de equipaje más pesada, pero indispensable, dice Miao. “No planificamos dónde y cuánto tiempo nos íbamos a quedar hasta que estuvimos de viaje. Eso no funciona con un móvil”.
Empacar de forma apropiada, algo que mejora a lo largo del viaje
La pareja se había impuesto tres objetivos simples para determinar sus destinos: verano, seguridad y paisajes bellos. Y para ello guardaron vestimenta liviana y cómoda, pero también una cámara de acción compacta, equipo de snorkel y calzado para el agua en las mochilas.
Solo con equipaje de mano cargado con vestidos livianos
Los elementos de playa ya los utilizaron en su primera estadía prolongada en las islas Galápagos. A eso se sumó un impermeable, una chaqueta polar y una mochila pequeña de uso diario, además de la protección para el transporte en una excursión en bicicleta por las regiones montañosas más frías y húmedas.
“Empacamos de forma muy apropiada”, sostiene Miao al recordar el proceso. La viajera afirma que solo el botiquín de emergencia apenas se utilizó.
Por otra parte, cambió camisetas viejas por otras nuevas durante el viaje y compró dos nuevos vestidos livianos de verano que entraban aún en el equipaje de mano.
Para Miao, empacar se hizo cada vez más fácil a lo largo del recorrido. “Seguí mejorando el sistema”, destaca.
Llegó un momento en que metió sus zapatillas para el agua entre dos cubos de equipaje con ropa y colocó a su alrededor el calzado deportivo que necesitaba para salir a trotar en México, Canadá o Australia.
Su marido aclara que, en el futuro, quiere limitarse a zapatillas de trekking en los pies y chanclas en el equipaje de mano.
Cargar menos, pagar menos
Lennard Kleine Niesse pasó un año y medio viajando por el mundo. Como muchos mochileros, empezó con una mochila de 70 litros más otra para los dispositivos tecnológicos. Demasiado y demasiado pesado, como descubrió rápidamente el youtuber.
Por eso, decidió enviar de regreso la mochila grande a Alemania y redujo su equipaje de 28 a 9 kilogramos. “Esto es lo mejor para la espalda, lo más seguro y más barato”, dice. Por ejemplo, para las aerolíneas de bajo costo, que cobran adicionales por el equipaje facturado.
El joven, de 24 años, asegura que el que tiene poco, también padece menos estrés. “Un bolso siempre se puede vigilar mejor”, agrega. Entra en cualquier armario y no es necesario enviarlo al maletero del ómnibus.
Su consejo: “Antes de salir de viaje por el mundo, mejor pensar dos veces si necesito cada cosa”.
Llevó ropa para una sola semana y la lavó cada semana. Esto es barato en los países asiáticos, donde está incluido el servicio de planchado, más si, como Kleine Niesse, se limita a llevar todo de un mismo color. “El negro es mi color, es estético y puedo lavar todo junto”, explica.
El botiquín de viajes
Además, limitó el botiquín de viaje a solo tres casos de emergencia, migraña, diarrea y malaria. “Se puede comprar de todo en cualquier parte del mundo”, afirma el viajero.
Las personas que realizan viajes largos con poco equipaje también tienen una desventaja, porque a menudo son interrogadas, o examinadas con mayor atención antes de subir a un vuelo y deben prescindir de artículos de cosmética de tamaño grande o de cortaplumas.
“Tenía que desempacar todo cada vez que me registraba, el ordenador portátil y los líquidos”, dice Kleine Niesse.
Pero eso también podría deberse al trípode que llevaba el youtuber, que parecía un arma cuando estaba doblado.
De gira con cuatro mochilas pequeñas
Para los influencers de gira, cargar con los dispositivos tecnológicos puede ser un escollo de cara a la idea de viajar por el mundo solo con equipaje de mano.
La pareja viaja por el mundo con cuatro mochilas de diez kilogramos cada una y solo una vez debió facturar su equipaje, entre Australia y Nueva Zelanda. “Especialmente en el Sudeste Asiático, un destino típico de mochileros, hay mucha tolerancia”, explica Ludwig.
Sin embargo, diez kilos de equipaje de mano es a menudo demasiado, y a veces se permite incluso menos. Cada aerolínea tiene sus propias normas en lo que refiere al equipaje de mano, que conviene conocer mejor.
Mejor guardar bien la documentación
Yahui Miao cargaba unos doce kilos en la espalda y tenía un plan de contingencia para cada vez que facturaba en el aeropuerto: mejor despachar la ropa que el adaptador universal, los auriculares o la memoria USB con todas las fotos y los documentos importantes.
Aconseja llevar varias fotos de pasaporte para tramitar visas adicionales, copias de la documentación, proteger de forma triple todos los documentos en copias, en una memoria USB y en la nube.
En tanto, prefiere prescindir de una caja de seguridad de viaje. “Pesa demasiado”, señala.
Miao planea hacer otro gran viaje para visitar a su familia en China. Pero entonces lo hará con una maleta grande. “Llevaré muchos regalos... y también me llevaré algunos de vuelta a casa”, anticipa. Demasiado para el equipaje de mano.