Hace 50 años, ambos estaban en el centro de atención cuando este género musical jamaiquino se disponía a conquistar el mundo.
La cantante Rita Marley, viuda de Bob, está muy afectada después de sufrir un ACV, pero sigue siendo fuerte, relata Herman Davis, llamado Bongo Herman. El percusionista de 79 años está sentado en una habitación en el recinto del Museo Bob Marley en Kingston.
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A su alrededor, cuelgan fotos, por ejemplo, de él jugando al fútbol con Marley o tamborileando con el príncipe Carlos, recortes de diarios -en un título se lo menciona como “maestro de la percusión”- y discos y souvenirs que vende.
Detenerse junto a Herman es parte de la visita guiada al museo. El músico ofrece a los turistas un curso rápido de interpretación de instrumentos con nombres como cabasa, vibraslap y shaker. En un inglés con reminiscencias de patois cuenta sobre su aparición como bailarín de breakdance en la película “Rockers” de 1978.
“Catch a Fire” y sus leyendas
Herman tocó con muchas de las leyendas del reggae, también con Marley. Su grupo The Wailers, que se componía en esencia de él, Peter Tosh y Bunny Wailer, era conocido en su país de origen Jamaica antes de que el reggae surgiera como género musical en 1968.
Pero en la isla del Caribe, que desde 1962 es independiente del Reino Unido, en aquel entonces no se podía vivir de la música, relata Herman: “Realmente nunca nos pagaron. Solo una libra por canción”.
Cuando a fines de 1972 los Wailers se quedaron varados en Londres sin dinero, fueron a ver al fundador y jefe del sello discográfico Island Records, Chris Blackwell. No lo conocían personalmente, pero el productor criado en Jamaica había distribuido en el Reino Unido algunos de los discos de ska de sus inicios.
“Bunny estaba convencido de que yo les debía dinero”, escribió Blackwell en sus memorias “The Islander”, publicadas el año pasado.
“Catch a Fire” y la historia oral del reggae
Él tenía otro punto de vista, pero los Wailers hicieron bien en ir a verlo. Los tres, sobre todo Marley, lo impresionaron mucho con su fuerte personalidad, según relató. “Cuando lo observé, pensaba: mierda, esto es lo verdadero. Y el timing fue bueno. Jimmy Cliff me había dejado justo una semana antes”.
Cliff, de 78 años, es uno de los músicos de reggae más exitosos. De manera similar a los Wailers, el cantante había logrado reconocimiento en Jamaica en aquel entonces, pero apenas había ganado dinero y no había logrado aún trascender a nivel internacional.
Así lo cuenta a dpa el estadounidense David Katz, autor de “Solid Foundation”, una historia oral del reggae, así como también de una biografía de Jimmy Cliff.
Blackwell llevó a Cliff a Inglaterra, para convertirlo en una estrella, aunque en principio como cantante de soul, como subraya Katz, lo que no funcionó.
Según él mismo señaló, Blackwell le prometió a Cliff ayudarle a triunfar en el marco de dos años. Le consiguió el papel protagónico de la película jamaiquina “The Harder They Come”, de 1972. “Y entonces la película se fue retrasando y cuando por fin se estrenó el dinero invertido se recaudó recién después de años”, dice Katz.
Una película clásica
Hoy esa película, en la que Cliff interpreta a un joven del campo que llega a Kingston para ser cantante y termina en el mundo del hampa, es un clásico. A la música que Cliff compuso para esa película se le atribuye un gran papel en la expansión del reggae fuera de Jamaica.
Pero eso demoró algunos años. A Cliff se le terminaron la paciencia y el dinero y dejó Island Records. “Quizá fue el destino, pensaba. Justo cuando Jimmy se fue, llegaron Bob, Pete y Bunny”, recuerda Blackwell, de 85 años.
Los contrató enseguida y en abril de 1973 salió el álbum “Catch a Fire”, que contiene, entre otras, la canción “Stir It Up”.
Blackwell hizo que el guitarrista de rock estadounidense Wayne Perkins tocara en ese disco, para hacer que el sonido fuera un poco más mainstream de cara al exterior. “Tiene lo mejor de dos mundos”, considera Katz. “Lo crudo de lo jamaiquino con suficientes elementos del rock como para hacerlo accesible”.
Se vendió de manera constante
“Catch a Fire” no se vendió mucho enseguida, pero sí de manera constante a lo largo de los años, asegura Blackwell. Según Katz, el álbum fue la rampa de despegue para el reconocimiento internacional que se dio después para Bob Marley and the Wailers, que fue el nombre que el grupo adoptó más adelante.
En ese mismo 1973, el grupo se fue de gira a Estados Unidos y publicó su siguiente álbum, “Burnin’” con temas como “Get Up, Stand Up” y “I Shot the Sheriff”. Poco después Bunny y Tosh dejaron el grupo. Marley se convirtió en un ícono global como rebelde de voz suave.
El Museo Bob Marley, ubicado en un barrio acomodado de la capital Kingston, fue antes la sede jamaiquina del sello Island Records, pero después Blackwell le transfirió el terreno a Marley.
Desde hace poco allí también hay una tienda de la marca “Marley Natural”. Allí se puede comprar marihuana y fumar en una sala contigua. Fumar porro forma parte del movimiento rastafari, al que pertenecía Marley. La portada de “Catch a Fire” es una imagen de él con un enorme cigarrillo de marihuana.
Bongo Herman, que creció aproximadamente al mismo tiempo que él en Trench Town, un barrio de Kingston marcado por la violencia y la pobreza, dice que Marley fue un profeta musical enviado por dios.
“El reggae no puede morir. El reggae vivirá por siempre”, dice y subraya que son muchas las personas fuera de Jamaica que aman esta música. Claro que, asegura, algunos músicos de reggae de la actualidad se desviaron del camino y se acercaron demasiado al hip hop. Para hacer la música auténtica hacen falta los músicos auténticos, añade. “Muchos de nosotros aún vivimos”.