El concurso es organizado por la Gobernación de Itapúa a través de la secretaría departamental de Turismo y la coordinación departamental de Cultura con el propósito de revalorizar esta variedad gastronómica como patrimonio cultural, difundir y promocionar las costumbres y tradiciones asociadas a la gastronomía del país. El evento es también de gran potencial para el turístico interno.
Durante el desarrollo del festival habrá actividades culturales y recreativas para toda la familia y se montarán mesas de exposición para la degustación de mate cocido y reviro.
La iniciativa tiene el apoyo de la Comuna encarnacena, la Senatur, la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), el Instituto Gastronómico de las Américas (IGA filial Encarnación), y el proyecto turístico Ruta Jesuítica.
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Las personas que competirán en el concurso deberán llevar los elementos necesarios para desarrollar la tarea: olla, brasero o cocina con hornalla (pueden ser a gas o electricidad), mesas, espátulas, insumos. El plazo para la inscripción venció al mediodía de hoy.
Historia del reviro
El reviro consiste en una masa de harina de trigo mezclada con agua y sal, cocinada en forma de fritura en aceite. Originariamente se usaba grasa de vaca, que era lo que estaba al alcance de los consumidores. A medida que se va cocinando la masa es picada en trozos con la punta de la espátula, hasta adquirir la forma de pequeñas bolitas crocantes.
Esta comida está ligada a un periodo muy poco feliz de la historia de la región denominada Alto Paraná, conformada por el noreste del departamento de Itapúa y la provincia argentina de Misiones, durante la explotación maderera y yerbatera en las primeras décadas del siglo pasado.
Sus “inventores” fueron los llamados “mensú”, obreros obrajeros de un régimen de semiesclavitud a que eran sometidos por empresas extranjeras y sus “capangas” (capataces) dedicadas a la explotación de la madera nativa y la yerba mate de los montes en la cuenca alta del río Paraná.
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La palabra “mensú” es apócope de “mensualero”. Eran los hacheros que recibían su paga en forma mensual, un salario muy precario, que apenas les permitía comer. El alimento a que tenían acceso eran la harina y la grasa. Antes de partir a las zonas de trabajo en los montes preparaban sus “reviros” que llevaban para comer durante el día. El preparado tiene una lenta digestión, lo que ayudaba a mantener la sensación de saciedad durante las largas jornadas de trabajo.
En la actualidad se sigue consumiendo el reviro como un alimento básico en familias rurales, en sustitución del pan. También pasó a ser una comida muy apreciada por el público en general. Usualmente se lo consume acompañado de huevos fritos, o el tradicional mate cocido. En la Feria Municipal de Encarnación muchos locales gastronómicos ofrecen el reviro como menú del día, especialmente para los desayunos.