“Vamos a reforzar la seguridad en Machu Picchu, instalando cámaras de alta tecnología” , dijo a la AFP José Bastante, jefe del parque arqueológico Machu Picchu. Bastante explicó que colocarán 18 cámaras nuevas -que se suman a media docena ya existentes- en tres puntos estratégicos de la ciudadela: el puente Ruinas, el Inti Punku y el puente Inca.
“Nos van permitir un mejor control de los visitantes y evitar cualquier accionar o infracción al reglamento, también cualquier tipo de riesgo”, detalló el funcionario. Las cámaras serán distribuidas, además, en la zona de acceso a Huayna Picchu, la montaña más alta que se eleva sobre la cima y explanada de Machu Picchu.
La decisión es una respuesta al incidente del 12 de enero, cuando seis turistas fueron detenidos en una zona restringida de la ciudadela inca. La policía comprobó que removieron una piedra de un muro inca y defecaron en el lugar. En consecuencia, el gobierno deportó a Bolivia a cinco turistas de ese grupo (una francesa, un argentino, un chileno y dos brasileños) y les prohibió el ingreso al país por 15 años.
El sexto turista, un argentino identificado como Nahuel Gómez, de 28 años, fue acusado de dañar el patrimonio cultural del Perú y condenado a tres años y cuatro meses de prisión suspendida y el pago de una sanción de 1.860 dólares. Será expulsado del país cuando haya abonado esa multa. “El daño causado es invaluable. Se ha roto la integridad de Machu Picchu”, señaló Bastante.
A Machu Picchu, la joya de la corona del turismo en Perú, ingresan a diario al menos unos 4.120 turistas, aseguró Bastante. En 2019, recibió a 1,5 millones de visitantes. La ciudadela se construyó en la primera mitad del siglo XV, bajo el gobierno del emperador inca Pachacútec. Machu Picchu está localizada sobre la cima de una montaña de 2.400 m, unos 80 km al noroeste de la ciudad de Cusco, al sureste de Perú.