El “hombre que resuelve” se hizo viral en X y los comentarios sobre el tema “inundaron” la red social con menciones de todo tipo. Algunas jocosas, otras... no tanto. El tema se “instaló” y el debate logró visibilizar una realidad sociocultural que afecta a las mujeres de todo el mundo: “el desgaste emocional de las mujeres por sobrecarga de tareas”.
El desgaste emocional que pueden experimentar las mujeres debido a la sobrecarga de tareas en el hogar es una realidad con profundas raíces sociales y culturales que, a menudo, pasa desapercibida. Este fenómeno, conocido como la “doble jornada” de trabajo, no solo tiene ramificaciones individuales sino que impacta en el tejido social a múltiples niveles.
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Hombre que resuelve: los comentarios y el debate
“De hecho el concepto de querer un hombre que resuelve considero que viene primordialmente de mujeres que ya resuelven y no quieren sentir que van arrastrando y cargando toda la relación en su espalda”, escribió @caatherinebrett.
“Un hombre que resuelve en realidad es una figura paterna”, señaló @nanutria.
“Un hombre que dispone - dentro de sus posibilidades- o moviéndose de lugar (para buscarle la vuelta) a las necesidades, y problemáticas que surjan. Un hombre constante, que sepa como ser un hombre. Que te haga sentir que aunque puedes hacer todo, hay un respaldo constante”, mencionó @mbar28649864.
Los comentarios y opiniones sobre que es “un hombre qué resuelve” trajeron a colación una problema sociocultural que debe ser abordado y visibilizado: el desgaste emocional de las mujeres.
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¿Cómo están socializadas las mujeres?
Natu Ferreira, referente feminista y comunicadora, celebró que el viral de X haya generado debate sobre este tema. “Está bueno que el meme nos haya permitido visibilizar el trabajo que implica planificar, ordenar y pensar en los demás”, mencionó.
Explicó que toda esta sobrecarga de responsabilidades en las mujeres viene de la forma en que fueron socializadas. “Como mujeres estamos socializadas para el cuidado y la consideración”, comentó.
“Que las mujeres son más consideradas y empáticas tiene que ver con que desde siempre pequeñas se nos obliga o se nos acostumbra a que seamos nosotras las que hagamos”, señaló.
También resaltó que parte de esa educación hizo que las mujeres deben pensar en las necesidades de los demás mientras que los hombres no fueron socializados de la misma forma.
Lamentó el extremo de algunos comentarios donde dan a entender que el “hombre que resuelve” es aquel que apoya a su pareja en lo financiero. “Se llevó al extremo. Nadie está en la obligación de darle dinero al otro”, enfatizó.
Igualmente, indicó que, desde su punto de vista, en las relaciones de pareja debe primar igual y equilibrio en todo tiempo. “La pareja ‘que resuelve’ tiene que pensar en las tareas de la vida juntos, dimensionar la sobrecarga y compartir responsabilidades”, subrayó.
Mujeres, la doble jornada y el desgaste emocional
La “doble jornada” se refiere al fenómeno por el cual las mujeres, además de participar en el mercado laboral, asumen la mayor parte de las responsabilidades domésticas y de cuidado dentro del hogar. Este desequilibrio en la distribución de las tareas domésticas y de cuidado suele traducirse en una carga laboral mucho mayor para las mujeres en comparación con sus contrapartes masculinas.
Algunos ejemplos de estas tareas no remuneradas que generan desgaste emocional:
- Asegurar que los miembros de la familia tengan una alimentación adecuada, vestimenta adecuada, un hogar limpio y ordenado, y acceso a atención médica.
- Brindar apoyo para el desarrollo académico, emocional y social de los miembros de la familia, como ayudar a los niños con sus tareas, proporcionar asesoramiento emocional, o organizar actividades sociales para la familia.
- Cuidar de los enfermos, niños y adultos mayores.
Consecuencias del desgaste emocional
La sobrecarga de trabajo puede generar estrés crónico, agotamiento emocional, ansiedad y depresión. El desgaste emocional no solo afecta el bienestar psicológico de las mujeres sino que también puede tener efectos nocivos en su salud física, relaciones personales y desempeño laboral.
El rol de las expectativas sociales
Los estereotipos de género han sostenido históricamente que el cuidado del hogar y los niños es una “responsabilidad femenina”. Estas expectativas culturales persisten y a menudo dictan la distribución del trabajo en el hogar, incluso en situaciones donde ambos miembros de la pareja trabajan tiempo completo.
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El impacto en la salud mental
La constante presión de cumplir con los roles tradicionales de género junto con las obligaciones laborales externas puede llevar a las mujeres a sentirse atrapadas en un ciclo de demandas interminables. Esto puede minar su autoestima y contribuir al sentimiento de no ser lo suficientemente competentes, tanto en casa como en la oficina.
Estrategias para mitigar el desgaste
Comunicación y negociación con la pareja: es esencial establecer una comunicación abierta dentro del núcleo familiar para negociar una distribución más equitativa de las tareas domésticas. Reconocer las contribuciones de cada uno y valorar la importancia del tiempo personal es un paso fundamental hacia el bienestar emocional.
Apoyo social y redes comunitarias: crear o participar en redes de apoyo puede mitigar la sensación de aislamiento. Grupos de apoyo, actividades comunitarias o simples acuerdos entre vecinas y amigos para compartir responsabilidades pueden aliviar la carga y ofrecer respiros necesarios.
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Políticas de equilibrio entre trabajo y vida social: abogar por políticas que promuevan el equilibrio entre la vida laboral y personal es clave. La implementación de horarios flexibles, licencias parentales remuneradas equitativas y servicios de guardería en el lugar de trabajo pueden hacer una diferencia significativa.
El desgaste emocional debido a la sobrecarga de tareas en el hogar es un desafío que requiere atención y acción colectiva. Es crucial reconocer la importancia de redefinir los roles de género, fomentar la distribución equitativa de la carga doméstica y promover políticas que apoyen a las mujeres tanto en su desarrollo profesional como en su bienestar personal. Al asumir un enfoque proactivo y colaborativo, se puede trabajar hacia una sociedad donde el bienestar emocional de las mujeres sea una prioridad compartida por todos.