El próximo 7 de octubre, a las 18:00, en los salones de la Comunidad Católica y Evangélica Universitaria del Campus Westend de la Universidad Johann Wolfgang Goethe (Frankfurt-Alemania) se presentará una serie de pinturas y dibujos realizados por los artistas de las comunidades indígenas del Paraguay: Nivaclé, Guaraní e Ishir, como parte de la XII Semana Latinoamericana. Durante esta exposición diversos países de nuestra América Latina mostrarán parte de su rica cultura, entre ellas el arte indígena paraguayo.
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Isabel Arévalos (67) es una paraguaya que vive hace décadas en Austria. Impulsada por un gran compromiso cultural, ha tomado la posta para divulgar la cultura del Paraguay en tierra europea.
Inició con artesanía y algo de gastronomía “mi familia me enviaba yerba para el cocido y chipa piru y yo hacía chipa guasu. La Semana Latinoamericana nos da la oportunidad de mostrar nuestras culturas; el año pasado estuvo el Ballet Folclórico de la Secretaría Nacional de Cultura, por la pandemia se hizo en forma audiovisual”, refirió Arévalos.
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“Este año la muestra será de los artistas indígenas, (sobre) dibujos y artesanía. También le invitaron a una artesana, Sra. Nilda Gutiérrez de Arce, para mostrar el tejido de ñandutí, pero lastimosamente no vendrá. Para el año que viene presentaré nuevamente mi proyecto, que busca proponer al Ballet Folclórico de la Prof. Kathia Coronel y la gastronomía “Asado paraguayo” con Julio Franco y Hubertus Lagrave y Denise Waldbrunner, deseando que la comisión directiva de la Semana Latinoamericana acepte”, agregó.
–¿Cuánto tiempo se expondrán los cuadros de los artistas indígenas?
–Se quedan en Alemania hasta diciembre, luego, en abril de 2023 está programada la misma exposición Voces de la Selva en el Instituto Austriaco Latinoamericano, en Viena. Es un instituto cultural subvencionado por el estado de Viena, esperando que la Embajada paraguaya me siga apoyando.
–Cuéntenos cómo Voces de la Selva llega a la exposición.
–Quisiera contar que durante mi formación como enfermera he convivido con los hermanos nativos de la etnia Avá guaraní, del Dpto. de Alto Paraná. La vida de estos indígenas, marcada por la pobreza y la desigualdad social ha permanecido latente en mi memoria y me ha llevado a sentir la necesidad de contactarles de nuevo, especialmente a los artistas indígenas, quienes expresan a través de su arte la importancia de la naturaleza en su forma de vida. Voces de la Selva está presente gracias al constante apoyo que tengo de la Sra. Olga Calero, presidenta de la Asociación Cultural Ateneo Latino y el Sr. Iván Barbaric, coordinador general de la Semana Latinoamericana. El dibujo es una forma de sustento para los indígenas, por eso mi interés radica en hacer público el arte indígena del Chaco paraguayo, facilitarles el acceso a un comercio justo de sus obras, que el dinero obtenido de las ventas redunde en mejorar sus vidas.
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–Totalmente integrada a la comunidad europea, ¿puede decirnos qué se conoce hoy del Paraguay y de su arte?
–En la década del 80 Paraguay era conocido por su fútbol, su música a través de Luis Alberto del Paraná, el arpa paraguaya; actualmente solo es negativo por las publicaciones en la prensa sobre la corrupción y la droga. En cuanto al arte diría que conocen muy poco, es una lástima porque tenemos artistas calificados en el país como en el exterior: la cineasta Sra. Aramí Ullón con su filme Apenas el sol obtuvo el primer premio en el Festival Internacional; músicos jóvenes y talentosos como el arpista Alberto Sánchez, en el piano, Paulo Correa, la danza con la Prof. Kathia Coronel, por nombrar a algunos. Falta interés, un trabajo fusionado entre todas las instituciones estatales, embajadas y consulados para difundir la cultura paraguaya.
–¿Por qué se hace cultura en los salones de la comunidad religiosa de la Universidad?
–Lo bueno de estos países es el trabajo mancomunado. En el Campus Westend está la Universidad de Frankfurt y las instituciones y organizaciones afines apoyando a los estudiantes, esta manera de trabajar les lleva al éxito. La Semana Latinoamericana es una colmena de abejas, cada uno trabaja con responsabilidad, seriedad y profesionalidad.
“Mi alma está llena de satisfacción por el trabajo cultural y solidario”
Isabel nació en Asunción, estudió arquitectura en la UNA. Un accidente en la familia, el de su abuela, cambió radicalmente su vida; después de cuidarla un año decidió estudiar enfermería en el Instituto Andrés Barbero, “le debo a mi abuela encontrar mi verdadera profesión; mediante la cual pude aplicar todo lo que ella me enseñó (amor, respeto, trabajo honesto, saber compartir) para bogar por la justicia, la igualdad, el derecho a la salud, educación y vivienda, una vida digna para los demás. Como enfermera estuve cerca de la necesidad, la miseria, sentí mucha indignación e impotencia. Sigo soñando con un Paraguay democrático”. En 1988, a Isabel le surgió una tentadora oferta de trabajo en Austria, para trabajar cuidando a un niño. “Acepté sin dudar, pero grande fue mi sorpresa cuando además de cuidar al niño tenía que hacer todos los trabajos domésticos. Mi falta de documentación, es decir, mi estadía ilegal agravaba la situación. La pasé muy mal, esa familia no me daba ni de comer, suponían que al ser ‘del tercer mundo’ estaba acostumbrada a no comer. Confié en Dios. Duró muy poco mi calvario, encontré un trabajo legal como niñera en la casa de unos condes. A partir de ahí me abrí camino, revalidé mi título de enfermería. He trabajado con personas deficientes y, poco antes de jubilarme, en un asilo de ancianos. El trabajo de enfermería realmente me llenó de satisfacción. Una vez a la semana, voy al asilo donde reside la persona que me tendió la mano cuando lo necesité. Hoy disfruto de mi pensión y me dedico a lo que me gusta, la difusión cultural, algo que, quiero mencionar esto, no podría hacer sin el apoyo de mi pareja, un hombre muy bueno que me valora, respeta y acompaña en todo.
–¿Cómo reciben nuestras expresiones artísticas? ¿Cómo le afecta a usted ser partícipe del enlace cultural?
–Aquí el público muestra mucho interés por todo lo que se relaciona con las culturas ancestrales, en realidad por todas las manifestaciones culturales. Yo como latinoamericana, tengo el alma llena de sentimientos de satisfacción por el logro cultural, la participación de estos artistas que plasman con tanta sencillez y habilidad su fauna y flora, su mundo espiritual.
–Trabajar ad honorem por la cultura paraguaya demuestra lealtad y amor patrióticos, pero supongo que también tiene para contar puntos difíciles en esta labor
–Ahora que tengo tiempo me dedico a lo que me gusta, la difusión cultural y ayudar a los olvidados y necesitados. La difusión cultural tiene mucho movimiento, requiere tiempo, energía, paciencia, interés, organización, contactos, sin olvidar lo económico, que es un factor importante. Respecto a lo no tan bueno, realmente es una pena que no recibí en su momento apoyo del Consulado paraguayo en Frankfurt, supongo que no tienen interés igual que las instituciones gubernamentales, por ejemplo, para obtener información esperamos demasiado por una respuesta, algunas veces nunca llega. Es mi experiencia personal.
–¿Qué reflexión le provoca el arte indígena?
–Al ser Paraguay un país multicultural y multiétnico, deseo que la humildad que se refleja en estos dibujos de artistas indígenas nos invite a la reflexión, a cambiar nuestras actitudes, tomar un compromiso por el respeto y la defensa de los pueblos originales, que nos identifican a la vez como pueblo. Ellos tienen la necesidad imperiosa de recuperar su hábitat para ser autosuficientes, retornar a su modo tradicional y ancestral de vivir conforme a sus costumbres, mitos y rituales.
Muchas gracias a todas las personas que me ayudaron a llevar a cabo este evento cultural, mi familia, mis amigos, a la gran familia de la Semana Latinoamericana en Frankfurt por el inmenso trabajo que realizaron para presentar programas culturales muy variados y coloridos. La gratitud es la flor del alma.