La trágica historia se inició el 18 de septiembre de 2020, cuando Luz Dahiana Espinoza, madre de un niño pequeño, desapareció en Itá, departamento Central.
La joven vivía con su pareja, Joel Guzmán Amarilla Jara, quien rápidamente se convirtió en el principal sospechoso del caso. Familiares y amigos denunciaron su desaparición, mientras los relatos de violencia comenzaban a salir a la luz.
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Sospechas de feminicidio comenzaron a tomar forma
La investigación inicial reveló un entorno marcado por episodios de violencia doméstica. Testimonios de vecinos y familiares indicaban que Dahiana había vivido una relación conflictiva y cargada de celos con Guzmán.
Elementos hallados en la vivienda en ese entonces, como rastros de sangre, incrementaron las sospechas de un posible feminicidio. Mientras tanto, Guzmán aseguraba que Dahiana había abandonado su hogar por voluntad propia.
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El comportamiento sospechoso y las contradicciones en las declaraciones de Guzmán llevaron a su detención pocos días después de la desaparición.
Aunque fue interrogado en varias ocasiones, nunca reveló el paradero de Dahiana. Los investigadores intensificaron las búsquedas mientras la familia de la joven clamaba justicia.
La búsqueda de un cuerpo que nunca tuvo éxito
Durante el transcurso de la investigación, equipos de búsqueda recorrieron diversos lugares del país. La búsqueda incluyó una laguna en el predio de la Azucarera Vaesken de Guarambaré, donde testigos aseguraron haber visto a Guzmán arrojando bolsas negras la madrugada en que Dahiana desapareció.
A pesar de los esfuerzos, el cuerpo de la joven nunca fue encontrado. La ausencia del cuerpo se convirtió en el principal obstáculo para avanzar en el caso.
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Pruebas son clave para la investigación
A pesar de la falta del cuerpo, los investigadores lograron recopilar pruebas contundentes contra Guzmán. Restos de sangre encontrados en la vivienda coincidieron con el ADN de los padres de Dahiana.
Según uno de la hipótesis, Dahiana habría sido descuartizada y sus restos arrojados en el inodoro del inquilinato donde vivía con Guzmán.
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La Fiscalía imputó formalmente a Joel Guzmán por feminicidio, basándose en 83 indicios “concatenados y concomitantes”, según la fiscala Deysi Sánchez.
Entre ellos, testigos confirmaron episodios de violencia previa. Por otro lado, Guzmán incluso habría confesado el crimen en una conversación con policías.
Se busca justicia sin cuerpo, para marcar precedentes
Cuatro años después de la desaparición de Dahiana, en noviembre de 2024, inició el juicio oral y público. La Fiscalía presentó una sólida acusación basada en pruebas forenses y testimoniales que demostraron el patrón de violencia ejercido por Guzmán. Según la fiscal Sánchez, el crimen fue premeditado y motivado por celos.
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La defensa intentó cuestionar la validez del caso por la ausencia del cuerpo, pero los indicios y la confesión de Guzmán pesaron significativamente.
La Fiscalía también destacó que Guzmán habría dado información falsa sobre el paradero del cuerpo, lo que complicó aún más la búsqueda.
Mientras el abogado del acusado asegura que la víctima sigue con vida, la Fiscalía pide 40 años de prisión.