La víctima del intento de estafa fue Christian Eduardo Mareco Frizzola, periodista del área de Deportes del diario ABC Color e integrante del Cardinal Deportivo.
El comunicador mencionó que puso a la venta su casa y que recibió el llamado de un hombre que dijo ser el hijo de un conocido dirigente deportivo y que supuestamente estaba interesado en adquirir la propiedad.
El supuesto comprador pidió un número de cuenta al cual en teoría iba a transferir el dinero, por lo que tomó intervención en las negociaciones uno de los hijos del periodista, Matías Mareco.
Matías empezó a chatear por WhatsApp con el supuesto comprador, quien resultaría ser el estafador. Este usaba el número 0986 511 393.
Matías proporcionó su número de cuenta del banco Itaú al estafador y este a su vez le pidió que habilitara el Código Swift, que es una herramienta de dicho banco para recibir transferencias desde el exterior, ya que supuestamente el “comprador” se encontraba en el extranjero.
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Como Matías no tenía habilitada esa herramienta, el estafador le dijo que le iba a ayudar a activarla, aunque para eso supuestamente era necesario que descargara otra aplicación en su celular para concretar la transferencia.
Esta plataforma resultó ser AnyDesk, que a su vez permitía al estafador ver en pantalla compartida las operaciones que Matías iba ejecutando en su cuenta bancaria.
De hecho, mientras Matías iba cargando los campos para abrir su cuenta, el estafador lo estaba viendo en tiempo real en su celular.
Según Matías, se dieron cuenta a tiempo de que algo andaba mal, por lo que cerró la operación antes siquiera de abrir su cuenta, específicamente cuando recién había ingresado cuatro de los seis dígitos.
Pese a que Matías en teoría interrumpió la operación, el estafador se las ingenió para adivinar los dos números que faltaban cargar y finalmente pudo abrir la cuenta de Matías y manipularla desde su celular.
Como Matías no tenía saldo disponible, el estafador no pudo hacer ninguna transferencia, pero llegó a pedir un préstamo al banco, que casi al instante le asignó un crédito de G. 12 millones.
Justo cuando el estafador se disponía a transferir esa plata a otra cuenta, Matías fue más rápido y se envió ese dinero a otra cuenta de otro banco.
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Bancos no piden datos personales
Ante este caso, es importante reiterar que uno nunca debe compartir su acceso, contraseña, número de token, PIN o el código de seguridad que aparece al reverso de su tarjeta (CVV) a través de internet.
Por otra parte, los distintos bancos que operan en el sistema financiero nacional constantemente reiteran que estas empresas no las contactarán a través de correo o llamadas para solicitar los datos mencionados.
De igual manera, la víctima reiteró que el desconocido “hablaba tanto que ni te dejaba pensar” y pese a las sospechas que él estaba teniendo, el hombre con prepotencia argumentaba ser el hijo de tal persona y que “le estaba ofendiendo y haciendo perder el tiempo a alguien que tiene mucha plata”.
“Juegan con tu necesidad y yo por temor de que caiga la operación le fui pasando mis datos; te habla tanto y bien que le terminas creyendo también”, lamentó Mareco.