Se trata de María Liliana Velázquez Villasanti, de 33 años, quien quedó detenida hoy al mediodía, luego de prestar declaración testifical ante el fiscal Christian Roig.
De hecho, como su testimonio no convenció, la mujer ya fue imputada por homicidio doloso, pero bajo la nueva figura de sicariato introducida con la Ley 7062, que prevé una pena de 15 a 30 años para quien ordenara, encargara o acordara la muerte de otro, o a quien actuara como intermediario entre el instigador y el autor.
De este modo, la joven madre surge ahora como autora moral del asesinato de su esposo, Alfredo Jara González, de 37 años, quien fue ultimado con cuatro tiros de revólver el 17 de octubre pasado cuando hacía una caminata en el predio de la Asociación de Taxistas de Curuguaty.
Alfredo, quien además de taxista era dueño de la cadena de bodegas Lecu de Curuguaty, fue atacado precisamente cuando estaba en compañía de su madre y de su esposa ahora detenida.
Autoría material e intermediario
El homicidio fue materializado por el sicario Rubén Darío Benítez Gómez, de 32 años, quien reconoció el hecho cuando fue capturado el 8 de noviembre pasado en Coronel Oviedo, departamento de Caaguazú.
Justamente, Rubén Darío fue el que contó que fue contactado para el trabajo por su excompañero de celda en la cárcel de Coronel Oviedo, el aún prófugo Rubén Rodas Portillo, de 33 años, quien a su vez sería el amante de María Liliana.
El supuesto matón declaró que cuatro días antes del homicidio se reunió en un motel de Curuguaty con Rubén Rodas y María Liliana Velázquez, quien habría ofrecido G. 25 millones por matar a su marido, pero que al final solo pagó G. 10 millones, según el supuesto sicario.