El taxista Alfredo Jara González, de 37 años, quien además era dueño de la cadena de bodegas Lecu, fue asesinado de cuatro balazos el 17 de octubre pasado cuando hacía una caminata con su esposa y su mamá en el predio de la Asociación de Taxistas de Curuguaty.
Policías de Investigaciones de Curuguaty arrestaron el miércoles último al autor confeso del crimen, el curuguateño Rubén Darío Benítez Gómez, de 32 años, quien sin embargo fue localizado ya en la ciudad de Coronel Oviedo, cuando aparentemente pretendía abandonar el país.
El supuesto matón, quien estuvo preso seis años por asalto, entre 2014 y 2020, dijo a la Policía que el trabajo le fue ofrecido por su antiguo compañero de celda en la penitenciaría de Coronel Oviedo, Rubén Rodas Portillo, de 33 años, quien a su vez en 2017 mató a balazos a un hombre en Salto del Guairá.
En un motel
Cuatro días antes del asesinato, es decir, el 13 de octubre pasado, el intermediario Rubén Rodas Portillo llevó al supuesto sicario Rubén Darío Benítez Gómez hasta un motel de Curuguaty, según declaró este último.
Dentro del establecimiento, en una de las habitaciones, ya los estaba esperando la contratante de ambos, una mujer que dijo ser la esposa del hombre que debía ser asesinado, María Liliana Velázquez Villasanti, de 33 años, siempre según lo que manifestó el asesino confeso.
Supuestamente, la mujer le prometió al sicario un pago de G. 25 millones, con lo que se cerró el trato en el motel.
Al día siguiente, la autora moral entregó G. 10 millones al autor material, todo de acuerdo con lo que indicó el detenido.
El fiscal de la causa, Christian Roig, ante estos elementos, encabezó ayer en un allanamiento a la casa del supuesto intermediario, Rubén Rodas Portillo, en la zona del asentamiento Tava Jopoi de Curuguaty, pero el objetivo no fue localizado, aunque ya tiene orden de detención.
En cuanto a la implicancia de la viuda, aún se deben hacer otras diligencias para contrastar la versión del asesino confeso.