Un grupo operativo de agentes especiales encabezados por el fiscal Celso Morales se internó en una zona rural donde, tras un riguroso patrullaje por la densa vegetación, identificó un complejo narco compuesto por tres campamentos estratégicamente dispuestos. Estos campamentos contaban con sofisticados sistemas de iluminación, generadores eléctricos y una completa infraestructura logística destinada al procesamiento y empaquetado de cannabis.
En el transcurso de la operación se logró destruir un total de 5.168 kilos de marihuana prensada. Esta cantidad significativa de sustancias ilícitas fue destruida en el lugar, como parte de los esfuerzos continuos por frenar el tráfico de drogas en la región.
El valor estimado de esta incautación en el mercado local asciende a alrededor de 155 mil dólares, aunque es importante destacar que, de haber ingresado al mercado brasileño, su valor podría haber sido hasta seis veces mayor.
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La operación es un hito en la lucha contra el narcotráfico en la zona, representando un duro golpe a las actividades ilegales que socavan la seguridad y el bienestar de la comunidad.