- ¿A qué atribuye el avance de este tipo de casos en Paraguay?
Hay varias razones. El sicariato generalmente acompaña al negocio de las drogas ilegales, pero no se agota allí, como se suele percibir comúnmente. De hecho, algo que no se suele recordar con frecuencia, es que ha sido una herramienta utilizada contra campesinos en lucha por la tierra.
Pero, en lo que hace a su relación con el crimen común, el aumento de los grupos criminales que intervienen en el negocio ilegal de las drogas -que crecen al amparo de la política-, conllevan generalmente un crecimiento del sicariato. Si el tráfico de drogas se expande, el sicariato se expande.
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Lo que ocurre en Paraguay es que el narcotráfico se ha ampliado, se ha diversificado y hoy ya no hay rincón del país donde no esté presente.
El sicariato viene con ese “paquete” y además, se transforma y sale del mero ámbito de las disputas narco.
- ¿Cuáles son las ciudades más afectadas?
La ciudad donde más se asesina por encargo es Pedro Juan Caballero, luego Capitán Bado, según mis datos de 2022, repitiéndose los datos de 2021. Luego están otras ciudades y localidades como Yvy Yau, Ciudad del Este, San Pedro del Paraná (con un notable crecimiento últimamente) y la misma Asunción, que en 2022 estuvo en el Top 10 de las ciudades con más asesinatos por encargo con seis casos.
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- ¿Cómo impacta en la ciudadanía y en la economía este tipo de casos?
El sicariato implica un cambio cualitativo del tipo de violencia en una sociedad. Tiene impacto en la vida social, económica y política porque impone su lógica de amenaza, extorsión y control territorial a través del asesinato. Cuando se asienta, es una instancia de control territorial sobre la sociedad, la economía y la política y nada escapa de esa lógica sin riesgo para la vida y la integridad física.
- ¿Cómo llegamos a eso? ¿Cuáles son los factores que contribuyen a esta preocupante situación?
Son décadas de complicidad estatal y política bajo la égida de la ANR con el narcotráfico. Con el paso del tiempo eso se convierte en captura, cooptación y asociación con distintas fracciones de la burocracia estatal, de las fuerzas de seguridad, infiltración en gobiernos locales, departamentales y en los poderes del Estado, donde no escapa el sistema de justicia (poder judicial y Ministerio Público).
Son décadas también de tolerancia y aceptación social del dinero del narco.
- Ud. detectó distintos objetivos en los ataques, puede precisar qué pudo observar en los hechos estudiados.
Parte de esa diversificación del fenómeno del sicariato va más allá de ser una herramienta meramente “narco”.
De hecho, hace mucho tiempo se viene denunciando su utilización contra campesinos (ver Informe Chokokue, 115 asesinatos de campesinos en la lucha por la tierra de 1989-2013, muchos de ellos cometidos por sicarios).
Los “mensajes” del hampa
Pero es posible observar últimamente numerosos casos en los que el objetivo del sicario no es asesinar sino amedrentar, amenazar, “advertir”, dejar un “mensaje”: acribillamiento de vehículos, casas, comercios, incendio de vehículos, viviendas, comercios, en 2022 inclusive hubo un ataque con dinamita en gel contra una vivienda. En total, en 2022 se registraron 16 episodios de este tipo.
- Esto de las “zonas liberadas” ya se observa en zonas marginales de nuestra capital, ¿es similar a la estructura de las favelas de Brasil?
No creo que tenga esas dimensiones, ni creo que esos territorios no puedan ser controlados por la policía, la que simplemente deja que existan mientras cobra por liberar el negocio. No son “zonas liberadas” por impotencia estatal, sino por arreglos con el Estado, en este caso, la Policía.
¿Cuál es ese negocio? Es un gran centro de distribución desde donde se alimenta de drogas a ricos y pobres en toda la ciudad.
Quienes tienen más, consumen cocaína. Tiene precios “populares” la marihuana y la droga de los excluidos es el crack, aunque no son las únicas drogas disponibles en el mercado.
- Como estudioso del tema, ¿Ud. ve en nuestra situación actual, una situación similar a la de otros países que hoy se encuentran inmersos en la lucha contra el narcotráfico a gran escala?
Me parece interesante el caso ecuatoriano que muestra algunas similitudes con el nuestro. De un tiempo a esta parte, y paralelamente al cambio de su rol en las redes y rutas internacionales del tráfico de drogas, en Ecuador la violencia –especialmente el sicariato se disparó.
Algo parecido está sucediendo en Paraguay, según mi hipótesis. Paraguay y Ecuador no eran parte importante de la ruta de esa droga. Ahora comparten esto último y la violencia que viene con ese nuevo rol en la ruta de la cocaína.
No es casual que el jefe de aduanas belga Kristian Vanderwaeren haya declarado recientemente que las 90 toneladas de la cocaína decomisadas en 2021 provenían de tres países: Panamá, Ecuador y Paraguay.
Si bien en ambos países el negocio de la cocaína no es nuevo, sí ha mutado la importancia y el lugar que ocupa el mismo: Paraguay y Ecuador han dejado de ser países de mero tránsito.
Hay evidencia de que son píses de almacenamiento, distribución, exportación incluso extracontinental, aunque se puede decir que mientras en Ecuador ya se han desmantelado decenas de laboratorios, en Paraguay tal vez se de algún tipo de procesamiento.
Del menudeo a grupos internacionales
El Dr. Jorge Rolón Luna explicó que si bien no estudia la dinámica de las organizaciones que operan en el país, es notoria la fuerte presencia de grupos criminales internacionales.
Consultado sobre los grupos que operan en el país, nuestro entrevistado dijo lo siguiente: “Sin ser un experto en ese aspecto de la cuestión, observo que existen grupos locales e internacionales, especialmente notorios entre estos últimos el Primer Comando da Capital (PCC) y el Comando Vermelho, aunque también se ha detectado la presencia de organizaciones argentinas y europeas”.
“Los grupos criminales locales son grupos muy volátiles, desorganizados, con liderazgos temporales, que se dispersan, reagrupan y disputan territorios, rutas y negocios con las organizaciones internacionales como el PCC”, agregó.
Indicó que hay grupos de frontera, otros nuevos que trafican cocaína hacia Europa y África Occidental y se sitúan en Asunción y área metropolitana por razones logísticas.
También están aquellos que se dedican al narcomenudeo, con preeminencia en Asunción y Central como el Clan Rotela, que están firmemente asentados en nuestras cárceles.
Rolón comentó que comenzó a acompañar los casos de sicariatos en el año 2006 a raíz del asesinato del exsenador colorado Esteban Samaniego, ocurrido el 8 de noviembre de ese año.
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“Un ex senador colorado que en ese momento conducía un programa de radio en el interior fue asesinado por un sicario en su estancia y se responsabilizó como autores intelectuales a un intendente, una presidenta de seccional y a un concejal municipal, todos de la ANR”, comentó.
“Ese hecho fue como una epifanía. Me llamó la atención por sus características hasta entonces infrecuentes, que lo distinguían del típico sicariato “narco”, acotó.
A partir de ahí, Rolón Luna se dedicó a compilar y a estudiar casos de homicidios por encargo. El resultado de este tesonero trabajo lo comparte en la web de la revista “Tereré Cómplice”.
“Los Sicarios” se llama un libro de relatos que el investigador publicó en el 2012.
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Adicción a las drogas, en aumento
El notable aumento en los casos de adicción en nuestro país se da como consecuencia de la escalada de tráfico de drogas en el país, tal como da con el sicariato.
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“Cuando un país es lugar de tránsito parte de la droga siempre quedará y si se da un aumento del trasiego de drogas hacia otros países, ese aumento además abaratará el precio de las mismas y su consumo aumentará. Es un proceso natural en casos como el paraguayo, donde cada vez se trafica más cocaína, por ejemplo. Es lo que lo estamos viendo hace un tiempo. Es “de manual”, digamos, indicó el investigador Jorge Rolón Luna.
Esta situación se agrava con la falta de atención adecuada a la problemática de los adictos, pues además de tener un sólo centro de desintoxicación, no existe en el país un local para dar continuidad al tratamiento.