Poco antes de las 16:00 del lunes último, dos jóvenes de entre 15 y 20 años ingresaron como clientes a un pequeño establecimiento comercial del barrio Alegre de la ciudad de Guarambaré, departamento Central. Ambos muchachos estaban a cara descubierta, vestían remeras y short, uno portaba quepis, al principio fingieron ser simples clientes, pero cuando confirmaron de que el lugar no cuenta con guardia sacaron sus armas y redujeron a los propietarios.
Antonio Céspedes Centurión (32) y su esposa Marlene Concepción Delgado (31), víctimas del atraco, confirmaron que los maleantes tomaron G. 800.000, aproximadamente, que había en la caja registradora y escaparon del lugar a bordo de una motocicleta. Cámaras de seguridad instaladas en el lugar filmaron el accionar de los sinvergüenzas, quienes ni siquiera se cubrieron sus caras.
Minutos después, otra pareja de jóvenes criminales tomó por asalto otro establecimiento comercial dedicado a la venta de productos comestibles y bebidas, instalado en el barrio Virgen de Carmen, pleno centro de la vecina ciudad de Ypané. Allí, los maleantes que también estaban a cara descubierta redujeron a las cajeras y luego se apoderaron de todo el dinero que encontraron en las cajas registradoras, unos G. 3.500.000, con los que escaparon raudamente del sitio.
Este comercio también cuenta con cámaras de seguridad, cuyas imágenes fueron entregadas a los agentes de la comisaría jurisdiccional, quienes iniciaron las investigaciones del hechos, informaron.
Operación coordinada
De acuerdo con el relato de los investigadores, estas bandas de motochorros operan casi en forma coordinada y atacan preferentemente en horas de la siesta y la tarde, en momento en que los patrulleros de las comisarías jurisdiccional bajan la guardia. En la huida utilizan como vías de escape las distintas calles vecinales que fueron pavimentadas en los últimos años y que unen las distintas ciudades del departamento Central.
Estas vías lastimosamente se convirtieron en verdaderos corredores de escape de los motochorros, ya que en cuestión de minutos los pone fuera del alcance de las patrulleras policiales y los lleva directamente a los cientos de asentamientos que actualmente rodean las principales ciudades del departamento Central, que son utilizados por estas bandas como verdaderos refugios, según fuentes policiales..