Ante lo dispuesto por el juez Guillermo Ortega, la defensa de la víctima planteó un recurso de apelación general interpuesto por la Abog. Marina Cañete contra el A.I. N° 3239/2022.
Al respecto, el Tribunal declaró inadmisible el recurso de apelación alegando que a la víctima solo se le tiene permitido impugnar la desestimación o el sobreseimiento definitivo, y no así el auto que resuelva la procedencia de una medida cautelar o su sustitución.
La causa se tramita en la Unidad Fiscal de Paraguarí, a cargo del agente Alfredo Ramos Manzur. En principio el mismo caratuló como “Coacción sexual en niños y el juez Hilario Bustos dictó prisión preventiva para el supuesto abusador y su remisión a la Penitenciaría de Misiones. Pero finalmente se quedó en la Comisaría Primera, desde donde su defensor presentó un escrito ante el Juzgado alegando que el procesado padece de una enfermedad de la piel y que en el reclusorio podría empeorar su situación.
En junio pasado la defensa del imputado solicitó al juez Bustos el cambio de calificación, pero el magistrado no dio lugar a dicho pedido, por lo que la disposición del juez fue apelada.
La Cámara de Apelación de la Circunscripción Judicial de Paraguarí, integrada por los magistrados Rosalinda Guens, Javier Esquivel y Antonio Álvarez, modificó la caratula de “Coacción sexual” por “Abuso sexual en niño”.
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Tribunal no admite apelación
Al salir el cambio de carátula y al encontrarse interinando el Juzgado de Garantías el juez Guillermo Ortega, la defensa del procesado planteó la revisión de medidas y el magistrado dio lugar al pedido y dictó el A.I. N° 3239 por el cual levantó la prisión preventiva y concedió prisión domiciliaria.
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El fiscal Ramos Manzur manifestó que él no cree que el caso quede impune; dijo que hay tiempo, incluso puede solicitar prórroga para presentar acusación contra el imputado y que se está trabajando en el expediente.
Antecedentes del caso
La víctima en cuestión actualmente tiene 21 años; vivió tiempos de tormentos porque a los 6 años fue sometido bajo engaños en reiteradas ocasiones por el hombre que trabajaba en una exfábrica en este distrito, donde también ya hubo otra denuncia de una niña, cuya causa se extinguió.
En el caso específico del niño -ahora ya joven- que tomó la decisión de hablar, dijo que concurría con frecuencia a una dependencia vecina y era interceptado por el depravado para cometer el crimen.
El presunto abusador amenazaba al niño con que asesinaría a todos sus familiares si lo delataba. Ya de joven se inscribió en el Seminario Mayor y hace más de un año, durante la pandemia del covid-19, tuvo una crisis estando internado como seminarista.
Le comentó al director de la institución sobre el abuso sexual del cual fue víctima y fue asesorado que debe poner a conocimiento de su familia y que también presente denuncia formal contra el abusador.
La hermana de la víctima dijo que su hermano quedó traumado, le destruyó su vida, fue ultrajado y amenazado por varios años por un depravado que ahora se hace de la víctima y es consentido por la justicia, afirmó.