Escritoras firmaron como varones para que sus obras fueran leídas

Publicando novelas con pseudónimos masculinos, muchas mujeres fueron forzadas a asumir un rol varonil para ser tenidas en cuenta. A pesar de esta repudiable obligación, las féminas marcaron la historia de la literatura en diversas naciones.

Publicando novelas con pseudónimos masculinos, muchas mujeres fueron forzadas a asumir un rol varonil para ser tenidas en cuenta.Imagenes extraídas de la Web
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“¿Podríamos utilizar tus iniciales en vez de Joanne?” fue lo primero que debió escuchar J.K. Rowling, la escritora de la aclamada saga Harry Potter. La novelista británica recibió la sugerencia de “disfrazar” su género para que su producción literaria tuviese más impacto al ser, presumiblemente, escrita por un hombre.

De esta manera, sin importar el transcurso del tiempo, las mujeres se encuentran obligadas a ser víctimas de acciones sexistas, que buscan disminuir su participación o restarles importancia. La lucha por lograr un buen posicionamiento en tareas que estaban destinadas exclusivamente al género masculino, se presenta incluso en el ámbito literario, donde escritoras como Rowling estuvieron destinadas a publicar sus obras con un pseudónimo masculino para que fuesen leídas.

Antes de marcar sus trabajos literarios como Emily Brönte, una escritora británica se escondía bajo el sobrenombre de Ellis Bell, haciendo creer a los lectores que se trataba de un hombre. “Cumbres Borrascosas”, que se convertiría en el libro más importante de la literatura inglesa, vio nacer su éxito bajo la pluma de Ellis, cuando era Brönte quien daba vida a todo su universo, pero no le permitían llevarse el crédito por el simple hecho de ser mujer.

En épocas anteriores, en las que mujeres no podían involucrarse en el mundo intelectual, varias escritoras se abrieron paso en la literatura, borrando sus nombres reales para que sus libros sean leídos con mayor seriedad. Así, considerado como uno de los novelistas más importantes de la lengua inglesa, la figura de George Elliot se trataba realmente de una mujer, mientras que el idolatrado francés George Sand era una imagen creada por Mary Evans, con el fin de que sus novelas no sean menospreciadas.

¿Qué significa dejar de lado la propia identidad para asumir otra, solo porque tus logros no serán tenidos en cuenta a causa de tu género? Muchas escritoras, a lo largo de la historia, debieron crear una fachada varonil que las proteja de las injusticias y les asegure un poco de éxito en su porvenir, ya que las féminas tenían la estricta norma de no involucrarse en actividades que hagan pensar o requieran su participación en áreas sociales.

Ahora, a 145 años de la muerte de 120 trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York que exigían mejoras laborales, la mujer se fue sacudiendo poco a poco los prejuicios e impedimentos que no la dejaban crecer en ninguna área de la sociedad. De este modo, siendo víctimas de la cruel desigualdad, muchas mujeres vivieron padecimientos irrepetibles para el género femenino, esperando que las generaciones actuales acaben esa desigualdad contra la que tanto se lucha.

Por Macarena Duarte (18 años)

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