“Más quiero que se respete la Constitución o reglamento del Mercosur, porque Paraguay es un país de pocas posibilidad económica, es un país que falta muchas cosas. Quiero hacer en mi departamento una costanera e inaugurarla en este periodo 2018- 2023”, expresaba el diputado Nery Olmedo en una entrevista, durante su primera sesión como parlamentario del Mercosur. Así, entre el escaso manejo del castellano y la dificultad para hilar ideas, Olmedo demostró que desconocía totalmente cuáles son las tareas que debe desempeñar en este órgano regional.
No obstante, ¿cómo llegó Nery Olmedo hasta el organismo unicameral del Mercosur? La respuesta es sencilla y navega entre las urnas del 22 de abril del 2018, donde el voto popular le dio el pase para ocupar una banca en el Parlasur. Mientras en Brasil y Uruguay los parlamentarios del Mercosur son electos indirectamente entre sus legisladores nacionales, desde el 2008 la población paraguaya elige con su voto a 18 candidatos para que la representen ante esta instancia internacional.
Elaborar informes sobre la situación de los Derechos Humanos en los estados parte y velar por la preservación del régimen democrático constituyen algunas de las tareas que deben desempeñar los parlasurianos. A pesar de que deben reunirse una vez al mes en su sede de Montevideo y sus decisiones no inciden directamente en el manejo del Gobierno, estos representantes ostentan los mismos privilegios que nuestros legisladores.
De esta forma, los parlamentarios del Mercosur perciben un salario G. 32.774.840, alcanzando solo en sueldos G. 1.758 millones anualmente. Estos representantes pueden jubilarse con 55 años de edad y 10 años de aporte, además poseen el mismo seguro médico que los miembros del Congreso. Si bien se desplazan en avión para las reuniones de la asamblea, reciben cupos de combustible por el valor de G. 4 millones; entre la dieta, el vestuario y otras bonificaciones, gastan G. 23.500 millones del presupuesto al año.
Entre la ignorancia de la sociedad en relación a las funciones del organismo y su escasa utilidad práctica dentro del sistema paraguayo, el Parlasur se ha convertido en una herramienta para desvalijar los fondos públicos, relegando así la inversión en áreas fundamentales para la población: educación y salud.
Por otro lado, al igual que Nery Olmedo, otros representantes del parlamento del Mercosur no se destacan precisamente por su incansable labor social. Por ejemplo, el parlasuriano Enzo Cardozo está acusado por el Ministerio Público de haber desviado G. 3700 millones del Ministerio de Agricultura y Ganadería; igualmente, el diputado del Mercosur Pedro Milciades Duré está imputado por la supuesta compra fraudulenta de 5000 ha de tierra de la firma san Agustín SA y el perjuicio de G. 48.000 millones al Indert.
Si bien este será el último periodo en el que el voto popular seleccione a nuestros representantes ante el Mercosur y las propuestas para reducir el presupuesto de los parlasurianos fueron rechazadas, la tarea de preservar los fondos públicos está en manos de la sociedad. Al fin y al cabo, es la ciudadanía la que coloca en el poder a aquellos que deberían gobernar con honestidad y no como estos representantes que solo se fijan en sus intereses particulares.
Por Rebeca Vázquez (18 años)