Más que mala suerte, parecía una maldición, un capricho del destino todo lo que sucedía con Cerro Porteño en las tan pintorescas noches de Copa Libertadores. El público azulgrana siempre acompañaba, el estadio rebosaba de algarabía, el equipo llegaba en buena forma, pero cuando más cerca se encontraba de la final, el sueño se apagaba y la ilusión se perdía.
El Ciclón es uno de los equipos con más partidos disputados en la historia del torneo más importante del continente; varias son las batallas ganadas, remontadas históricas y goles icónicos que se recuerdan hasta hoy. La corona nunca llegó a la Olla, pero la magia del hincha hace que todos los años la esperanza se renueve.
El ejemplo más reciente es el del último partido que disputaron Cerro Porteño y River Plate en la Nueva Olla, por los cuartos de final. El equipo nacional, que tenía que remontar un dos a cero, se puso en ventaja con gol de Haedo Valdez y se ponía a uno de empatar la serie; por momentos, el actual campeón de América se hizo pequeño ante el asedio del Ciclón, pero River terminó clasificando. Hay varias historias como esta, ya que el equipo de Barrio Obrero quedó muchas veces a las puertas del gran objetivo.
El día lunes se encendió una nueva esperanza; las chicas de Cerro Porteño se enfrentaban al Deportivo Cuenca por los cuartos de final de la Copa Libertadores, en Quito. Fue un partido muy entretenido, Cerro perdía 2-0, pero no bajó los brazos y el juego acabó con un 3-3, derivando a los penales; el Ciclón se impuso y logró su clasificación a las semifinales.
Cerro Porteño, como institución, ya sabe lo que es ser campeón de América en modalidad Futsal, pero en fútbol de campo nunca lo consiguió, es por eso que este plantel de jugadoras podría quedar en el recuerdo si logra la hazaña en Ecuador. El apoyo de los hinchas en redes sociales es muy grande y los fanáticos depositan su confianza en la jugadoras.
Ya entre los cuatro equipos mejores de América, las azulgranas se alistan para enfrentar al Ferroviária de Brasil mañana jueves, intentando cumplir el sueño del club del pueblo. ¿Será que, finalmente, la “maldición” del Ciclón en copas internacionales acabará?
Por Diego Benítez (19 años)