Motivados por marcar un cambio en la ciudadanía y adornar con más verde a nuestro país, jóvenes del grupo Reforestar Paraguay (Refopar) realizan actividades que buscan la preservación del medioambiente y la concientización social. Además de remover la tierra con palas para plantar arbolitos, los chicos también intentan escarbar en la mente de cada persona, generando así más empatía hacia la Madre Naturaleza.
“Realizamos foros para involucrar a la ciudadanía en las problemáticas que aquejan al medioambiente. Para diciembre planeamos la elaboración de un campamento, ofreciendo charlas sobre educación ambiental”, expresa Gustavo Arias, coordinador de Refopar. Métodos de reforestación, reciclaje y campañas de limpieza en la comunidad de cada participante son los ejes principales que aborda la conferencia de la organización.
Refopar es una entidad que se encuentra vigente hace 11 años en nuestro país. En cada departamento de la nación, la colectividad cuenta con un grupo de representantes que trabaja de forma independiente, pero siempre con la misma meta: educar a la ciudadanía.
“Aunque planees plantar mil árboles, si tu objetivo no es generar conciencia, reforestar no te sirve de nada. Tenemos un convenio con el MEC que nos permite ir a las instituciones educativas para ofrecer nuestras charlas”, comenta Gustavo.
De acuerdo al coordinador de la organización, los jóvenes se muestran más empáticos y con ganas de ayudar, por lo que tratan de involucrarse en diversas actividades que marquen diferencias positivas para el medioambiente. De igual forma, pese a los destellos de esperanza por concebir algún cambio significativo para nuestro ecosistema, según Arias, a Paraguay le falta mucho para considerarse amigable con la naturaleza.
“Solo cuando no puede soportar el calor y siente de manera directa el impacto ambiental, el paraguayo trata de hacer algo al respecto pero, por la falta de constancia, esas pequeñas acciones terminan en la nada”, señala el joven. Refiriéndose a las características de la idiosincrasia nacional, Gustavo opina que, la mayor parte del tiempo, los ciudadanos prefieren quejarse y echar la culpa a cualquiera, antes que poner manos a la obra y buscar algún cambio.
En la organización, resaltan la influencia de la educación antes de llevar a cabo cualquier actividad social. “Es necesario nutrir de conocimientos ecológicos a las personas para que puedan entender porqué está mal tirar la basura en la calle o cuál es la razón por la que no se deben quemar los desechos y, posteriormente, enseñarles a no reiterar sus malos actos”, indica el coordinador.
“Solo lograríamos un cambio significativo, si tomamos conciencia y nos involucramos en cuestiones que afectan a todos por igual”, finaliza Gustavo.
Por Macarena Duarte (17 años)