Lamentos desgarradores de la Madre Tierra
Los pedidos de auxilio de la Madre Tierra rugen como truenos, entre terremotos, desastres naturales y un sol incendiario. Las vibraciones de los gritos y su tono desesperado deberían calar hasta nuestros huesos, pues la situación del medioambiente es crítica; sin embargo, con tantas negaciones que mantienen la paz mental, la piel se nos engrosó y perdimos toda sensibilidad.
Opciones sostenibles, prácticas amigables con la naturaleza y consejos para disminuir la polución ambiental rebosan en el océano digital, pero publicaciones que ridiculizan los esfuerzos individuales por disminuir la crisis climática, arrojan toda iniciativa al abismo de lo imposible. Para muchos, los gobiernos, la sociedad y todo el sistema están estucturalmente corrompidos y cualquier esfuerzo por revertir el inminente deterioro de la Madre Tierra constituye una vana ilusión.
¿Alguna vez la realidad ha sido transformada de manera radical por solo un puñado de personas? Si bien la respuesta a este cuestionamiento podría ser negativa, existen evidencias históricas de que los cambios sociales, en la mayoría de los casos, se gestaron en pequeños grupos de luchadores que pelearon por sus ideales.
Herramientas para zafar de este embrollo medioambiental sobran y no perdemos nada intentándolo. Después de todo, el planeta no requiere de ecologistas perfectos, sino que necesita a millones de humanos imperfectos tomando acciones cada día.
Por Agustina Vallena (19 años)
El arte, una pasión juvenil reconfortante
Jóvenes, el arte puede representar una forma de expresar sentimientos, un escape para los problemas o como método para el autoconocimiento. La exteriorización del don artístico puede resultar catártico, liberador y a la vez con su complejidad expresar las más profundas sensaciones del ser humano, mostrando lo mejor y lo peor de la realidad del entorno.
Animarse a ser artista no significa estar condenado a la miseria económica o únicamente a los desaires de las dificultades de nuestro país, tengamos esperanza en nuestra capacidad de salir adelante con esfuerzo y dedicación. Juventud, divino tesoro, reza la conocida frase de Dante Alghieri. Anímense a bailar, cantar, dibujar y actuar, pinten un cielo nuevo con talento y amor.
Por Anahí Acevedo (19 años)
La alegría, un compañero vital en nuestras vidas
Los jóvenes constituimos el presente y el futuro; es nuestro deber formarnos para afrontar los diferentes desafíos que la vida nos pondrá en el camino. Los retos que se nos presentan, pueden ser complicados y resulta esencial encararlos con la mayor alegría posible.
Realizando nuestros quehaceres con alegría y buena predisposición, lograremos que nuestras actividades salgan de buena manera. Los problemas y el estrés causados por el estudio o el trabajo siempre golpearán la puerta de nuestra vida, pero tenemos que saber afrontarlos.
Para dejar atrás los diferentes obstáculos que se nos presentarán, tenemos que pensar que todo tiene solución y ,lo más importante, ser persistentes y no rendirnos al encarar los desafíos que la vida nos pondrá.
De igual forma, es importante rodearnos de personas que deseen nuestro bien emocional, aporten alegrías y también buenos momentos a nuestras vidas. No nos encerremos dentro de una caja, donde todo se vuelve rutinario; descubramos cosas nuevas, guardemos bellos recuerdos y persigamos la felicidad, disfrutando de nuestra juventud que no será eterna.
Por Alejandro Gauna (18 años)
El timón del país en manos de almas jóvenes
Navegamos a la deriva, al mando de conductores egoístas, mientras sentimos en nuestros pulmones el tufo de la corrupción y una niebla de malas noticias nos abruma con pesar. Así, el horizonte del país se encuentra desdibujado entre crisis y desesperanza; como almas jóvenes, solo nos quedan dos caminos: el de la apatía y el de la acción.
Nuestra generación se ha ganado poder de decisión, quiere y necesita ser parte de una transformación del ambiente político actual, pues ha adquirido conciencia del estancamiento que representa una mala gestión pública. Mirando en retrospectiva, grandes pasos históricos para nuestra tierra se han dado de la mano de la población juvenil. Ahora, el panorama se muestra esperanzador, teniendo en cuenta que más de la mitad de la ciudadanía se encuentra en la mejor etapa de la vida; todo depende de que utilicemos nuestro potencial en favor de la patria.
Aunque muchos lo consideren apático y holgazán, el joven paraguayo actualmente explora terrenos de protesta y busca una manera de hacer oír su voz. Está en nuestro poder detonar una metamorfosis social que nos lleve a mejorar el manejo del país, para demostrar que la generación Z representa algo más que una revolución tecnológica de soldados del teclado cibernético.
Por Belén Cuevas (17 años)
El primer trabajo, un gran paso hacia la independencia
Todos tenemos a alguien a quien enorgullecer; qué mejor manera de llenar de felicidad a tus seres queridos, que triunfando en el mundo laboral e independiente. Obviamente, debés pensar en tu realización personal, ese aspecto es esencial para conseguir tus objetivos, pero no te limites solo a eso, pensá en los que te acompañaron durante tu niñez, luchá para que sigan siendo parte de tu juventud y adultez.
El primer trabajo constituye un inevitable desafío, una nueva experiencia que, muchas veces, te hace pensar que el colegio no era tan malo. Las horas empleadas para realizar cada tarea son muchas y en cada jornada puede aparecer un inconveniente, cuya resolución es tu responsabilidad.
Parece que no hay nada bueno en trabajar, pero no te olvides de que cada fin de mes vas a recibir tu premio, el cual te ayudará a mantenerte y te dará motivación para continuar escalando. Recordá que en nuestro país no resulta nada fácil conseguir empleo, así que cuando lo obtengas, cuidalo. Un trabajo honrado dignifica al hombre.
Por Diego Benítez (19 años)
La tolerancia nos hace mejores personas
En medio de un océano de corrupción, de personas que creen tener la razón en todo y de gente que dice y hace lo que fuese a fin de mantener una postura, existe un factor que, al fin y al cabo, nos hace recordar que somos seres humanos. La tolerancia constituye la clave para que la diversidad, en todos sus aspectos, mantenga abierta sus alas que dan paso a la libre forma de ser y de pensar de cada uno.
La mentalidad juvenil es como una caja de Pandora, pues una vez que esté abierta, toda clase de lenguas afiladas pueden apuntar hacia vos y, aunque pensemos que la razón es nuestra, la fórmula secreta que actúa como sanadora de aquella caja es tolerar a quien sea diferente y diverso a uno mismo. El impacto que tienen las religiones, las ideologías o los partidos políticos, consume gran parte del pensamiento; entonces, para que el resultado sea una convivencia pacífica en lugar de una coexistencia salvaje, debemos entender que la diversidad no tiene fin, pero la intolerancia sí.
En la música, las diferentes notas se funden y se mezclan logrando un acorde perfecto y melodioso; este resultado puede ser posible en nuestra sociedad cuando pisemos con fuerza el podio y respetemos a los demás. Una vieja frase expresa: “Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas”.
Por Ezequiel Alegre (18 años)
Un mal que se expande y roba nuestra felicidad
Hacer la diferencia entre tristeza y depresión es uno de los puntos más importantes, si vamos a hablar de este enemigo que acecha mayormente a los jóvenes. No podemos seguir menospreciando los signos de enfermedades mentales que algún amigo o familiar presente porque, tal vez, nos toque arrepentirnos de haber ignorado esas señales en el silencio de un velorio.
Mas que una simple tristeza, depresión es pasar los días como si fuera que arrancaron una parte de tu ser y lo único que podés hacer consiste en pasar horas sintiendo un vacío enorme dentro de vos. Las personas con esta enfermedad mental, por ejemplo, ya no tienen la misma pasión por actividades y cosas simples de la vida que antes les emocionaban.
Antes de decir que una persona es débil, ponete los zapatos de la empatía y preguntate si te imaginás vivir con depresión, sentir que los lazos de amistad no son más que cuerdas flojas y pensar que ya nada vale la pena.
En los últimos cinco años, se duplicaron las consultas por transtornos mentales como la depresión, ansiedad y estrés. Si nuestro mundo va de mal en peor, igualmente queda algo de esperanza pues, cuando la sociedad aprenda que la salud emocional es tan importante como la física, se contará con una cultura que permita hablar más de estos males y vencerlos de a poco.
Eliseo Báez (17 años)
La educación, nuestra indispensable compañera hacia el éxito
Preocupantes cifras que resaltan el nivel de analfabetismo en nuestro país o la considerable cantidad de chicos que ni siquiera termina sus estudios son datos que nos arrebatan cualquier tipo de esperanza en la muy conocida y repetitiva frase “los jóvenes son el futuro de la nación”.
Así como estamos muy lejos de encontrar cambios radicales en torno a nuestro nivel educativo, también nos cuesta comprender que los jóvenes representamos más al presente de la nación que al distante porvenir. Probablemente, comparado con cualquier otro país, el sistema de aprendizaje paraguayo deje mucho que desear pero, ¿es una excusa válida para darse por vencido y dejar a la deriva a nuestra ya machacada educación?
Desde las “aburridas” lecciones de literatura hasta las “odiosas” clases de matemáticas, cada asignatura tiene su nivel de importancia y será una compañera de ruta en nuestra formación como futuros profesionales.
El abatimiento y la presión podrán ser los obstáculos intransitables de nuestro desarrollo académico, pero nunca demos un paso al costado porque más vale una mente nutrida de conocimientos que el eterno reproche de lo que pudimos haber alcanzado, pero no lo hicimos.
Macarena Duarte (17 años)
Salud y responsabilidad para un prometedor futuro
Si deseamos que los jóvenes se conviertan en generadores de cambio para la sociedad, el bienestar integral de los que atraviesan la primavera de la vida debe ser una base fundamental. No obstante, en nuestro país, acceder a un servicio médico de calidad representa una gran limitación para los chicos y chicas.
Según estadísticas del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Paraguay, solo 2 de cada 10 chicos tienen acceso a un seguro médico. Con estas desalentadoras cifras, ¿qué futuro nos espera? ¡Es hora de cambiar esta lamentable estructura! Nuestras autoridades deben redoblar esfuerzos para ponerle fin al deplorable sistema sanitario que, en lugar de brindar alivio, acaba con las esperanzas y la vitalidad de nuestros jóvenes.
¡La transformación también está en tus manos! Al fin y al cabo, tu juvenil energía tiene el potencial de encontrar la cura para acabar con todos los males que padece nuestro país. Llegó la hora de involucrarte y disfrutar al máximo la primavera de la vida. Para cuidar tu mente y cuerpo, es necesario que practiques deportes; ser empático con los demás te ayudará a sanar el corazón. ¡Protegé el ambiente! Recordá que tu bienestar también depende de la salud de nuestro planeta.
Por Rebeca Vázquez (18 años)