El fútbol es un deporte apasionante que genera gran emoción en sus aficionados; muchos fanáticos asisten a la cancha con la ilusión de ver a su equipo, pero esto se frustra por culpa de inadaptados. Los barrasbravas volvieron a arruinar un encuentro deportivo el viernes pasado.
Los “hinchas” de Cerro y Olimpia ahora no solo se enfrentan en los superclásicos del fútbol de campo, ya que también lo hacen en el torneo de futsal. Por culpa de delincuentes disfrazados de fanáticos del fútbol, los simples comunes que no forman parte de ningún grupo organizado de barras, ya no pueden asistir a las canchas sin el temor de que algo malo les suceda.
En colectivos repletos, se observa a los barrabravas ir a la cancha; la mayoría de ellos bajo los efectos de estupefacientes y, por si fuera poco, están armados. Estos supuestos hinchas ponen en peligro la integridad física de aquellos que verdaderamente quieren disfrutar un encuentro de fútbol.
Por su parte, las autoridades son muy permisivas frente a estos chorros; la mayoría de las veces, los uniformados resultan ser quienes escoltan a los barras a las canchas. Estos “apasionados por el fútbol” no poseen respeto alguno por ninguna regla, pues van en el techo de los colectivos y también en moto, obstruyendo la circulación de los vehículos para que sus compinches pasen, sustituyendo a un policía de tránsito.
El diputado Salustiano Salinas, integrante de la Comisión de Deportes de la Cámara Baja, propuso que los equipos de fútbol contraten guardias privados para sus eventos deportivos. Quizás, empleando gente de seguridad que no pertenece al Estado se logrará calmar a los barras dentro de las canchas; pero, ¿quién los controla en las calles?
Los equipos de fútbol deberían unir fuerzas con la Policía para identificar y prohibir la entrada a los estadios a aquellos que tienen antecedentes penales y van a los partidos solo para manchar con violencia y, a veces, sangre un encuentro deportivo. De igual forma, los clubes no deben dar beneficios como entradas gratis a los barras; de esta manera, quizás, se solucionará el problema de la violencia dentro y fuera de las canchas.
También, resulta imprescindible que los dirigentes de los distintos equipos de nuestro fútbol dejen de culparse entre ellos por la violencia y se pongan de acuerdo para poder eliminar este problema que acecha al deporte rey, desde hace mucho tiempo.
Ojalá, el balompié vuelva a ser noticia, no por la violencia, sino por los golazos, las buenas jugadas de sus protagonistas y los gritos de aliento y alegría de las hinchadas.
Por Alejandro Gauna (18 años)