Los mil rostros del pasado y el presente nos convocan en los centros culturales

La cultura de un pueblo cobra mil formas, sonidos y movimientos. La rica herencia de nuestros antepasados se convierte en arte, música, teatro, cine y muestras artesanales que llenan diferentes y atractivos centros culturales. Conocerlos es un placer, más que un deber.

La rica herencia de nuestros antepasados se convierte en arte, música, teatro, cine y muestras artesanales que llenan diferentes y atractivos centros culturales.Gentileza
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Entre las antiguas construcciones, las aceras desniveladas y el característico bullicio de una ciudad comercial, Asunción guarda un tesoro invaluable: el núcleo de nuestra cultura. Así pues, en diferentes puntos de la capital, se encuentran emblemáticas edificaciones que no están habitadas por huéspedes comunes, sino por la música, la pintura, el teatro, la danza y la literatura.

Desde museos que exhiben las reliquias de los mayores exponentes de la música nacional, hasta bibliotecas que poseen miles de libros y casas que proyectan ciclos de cine, los rasgos tradicionales que nos caracterizan se convierten en los protagonistas de los centros culturales. No obstante, si anhelamos que dichos tesoros den frutos para el país, todos los sectores de la población paraguaya deben involucrarse para cuidar estas semillas de desarrollo social.

HISTORIA Y ENCANTO EN EL CABILDO

En 1541, con la construcción del Cabildo, Domingo Martínez de Irala otorgó el rango de ciudad al fuerte Nuestra Señora de la Asunción. A partir de esa fecha, esta edificación se convirtió en la cuna del Paraguay y evolucionó hasta llegar a ser el espacio más importante para el porvenir de nuestro país. En este contexto, este sitio fue la sede del Poder Ejecutivo hasta 1894 y, posteriormente, se transformó en el Congreso Nacional; desde el 2004, el Cabildo es un centro cultural.

El Cabildo tiene un contundente objetivo: ser el centro de intercambio de la cultura y el conocimiento. Sin embargo, los desplazados por las inundaciones utilizan el edificio como un refugio temporal.

Con galerías que acogen muestras de arte indígena contemporánea y exposiciones dedicadas a los precursores de la danza y el teatro popular, El Cabildo tiene un contundente objetivo: ser el centro de intercambio de la cultura y el conocimiento. Si bien la construcción edilicia de este sitio ya representa un patrimonio histórico, el museo acerca de Mangore, además de Las 5 Casas del Bicentenario, buscan promover la importancia de valorar los rasgos que nos caracterizan.

“El Cabildo es un monumento histórico; su existencia como centro cultural, patrimonio edilicio y salvaguarda de muchas obras es fundamental. Por eso, desde la dirección, intentamos abarcar las distintas disciplinas o enfoques del arte”, expresa Carmen Gauto, coordinadora del centro.

Asimismo, la encargada comenta que los concursos de cuentos cortos, diversos cursos gratuitos, simposios de culturas ancestrales e, incluso, intercolegiales de videojuegos constituyen los proyectos que promueve la institución.

“Si bien nuestro país brinda poco apoyo a la cultura en comparación a otros, a través de nuestros programas, queremos llegar a los diferentes sectores de nuestra población”, expresa la coordinadora. Por otro lado, Carmen Gauto comenta que, al igual que otras instituciones del Estado, el Cabildo no se salvó de los recortes de presupuesto; no obstante, como centro cultural, buscan que el valor de la institución trascienda.

MUCHO ARTE EN LA MANZANA DE LA RIVERA

El proyecto de la “Manzana de la Rivera” se inició en 1991 con el pintor Carlos Colombino, quien junto al entonces intendente de Asunción, José Luis Alder, presentó la idea de restaurar un complejo de edificaciones a la Agencia Española de Cooperación Internacional. Tras obtener el apoyo de dicha entidad, el municipio capitalino adquirió las nueve casas de la manzana y luego comenzó el proceso de remodelación de los espacios.

La biblioteca de la “Manzana de la Rivera” cuenta con más de 4000 volúmenes de libros.

Viola, Clari, Sierra I y II, Clari- Mestre, Vertúa, Emasa, Castelví y Ballario son las casas que componen el complejo cultural; estas fueron abriéndose al público con el correr de los años, manteniendo su valor arquitectónico y el nombre de sus últimos habitantes. Actualmente, en la Casa Viola podemos disfrutar del Museo de las Memorias de la Ciudad; además, en la Casa Vertúa, se encuentra la biblioteca Augusto Roa Bastos. Por otro lado, la música y el cine también tienen su sitio en los auditorios Ruíz Díaz de Guzmán y García Lorca, de la Casa Clari-Mestre.

“La importancia que brinda la Municipalidad de Asunción a la Manzana de la Rivera es bastante interesante; este centro se ha transformado en un bello atractivo. Ahora, tenemos dos salas teatrales; asimismo, están los museos del arpa, de la ciudad y del cine. Nuestra biblioteca cuenta con más de 4000 volúmenes. Además, la Manzana es el único atractivo que abre de domingo a domingo, incluso viernes santo”, explica Clotilde Cabral, directora del Centro Cultural Carlos Colombino Manzana de la Rivera.

Para la directora de este emblemático complejo, la respuesta de nuestra población ha mejorado considerablemente, pues la visibilidad del centro ha contribuido a que estudiantes, jóvenes y adultos se adueñen de este sitio mágico. Por otro lado, la cabeza de la Manzana comenta que, muchas veces, la falta de presupuesto para las restauraciones constituye un punto flojo del centro.

LA SINGULAR CARA DEL MUSEO DEL BARRO

Desde la década de los 90, el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro exhibe una perspectiva diferente de nuestra cultura: las expresiones de los distintas comunidades del país. Así pues, en este sitio cultural, se conjugan el Museo Paraguayo de Arte Contemporáneo, de Barro y de Arte Indígena. Si bien este espacio es privado y depende de la Fundación Carlos Colombino-Lailla, acceder a las diversas muestras no tiene ningún costo.

En el Centro de Artes Visuales se conjugan el Museo Paraguayo de Arte Contemporáneo, de Barro y de Arte Indígena.

Desde piezas de céramica elaboradas por artistas urbanos y rurales, hasta libros especializados en la cultura y el arte, este centro pretende transmitir las prácticas de los pueblos indígenas y las comunidades rurales. Asimismo, uno de los objetivos de este sitio cultural constituye difundir las críticas sociales que realizan los artistas contemporáneos, a través de sus creaciones.

“En el museo, los visitantes encuentran una imagen del Paraguay que no está disponible en otros espacios. Este sitio es el único en el que se pueden observar las expresiones de los distintos pueblos y comunidades del Paraguay. Todo esto es muy valorado”, expresa uno de los coordinadores del Museo del Barro, Damián Cabrera. Por otro lado, el encargado comenta que obtener fondos para mantener los diversos programas del centro es una dificultad pues, sin las donaciones de los amigos del museo, este espacio cultural no se podría sostener.

“En la actualidad, el Museo del Barro se ha convertido en un centro comunitario para que las personas de distintas procedencias puedan establecer un diálogo a partir de las muestras de arte, realizando un intercambio poético, sumamente horizontal y fluido", relata el coordinador Damián Cabrera.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO DEL “SALAZAR”

El Centro Cultural de España Juan de Salazar es una institución que depende de la embajada española en Paraguay; no obstante, su labor no se limita a difundir su cultura originaria. En 1976, este sitio hizo una alianza con la tierra guaraní y, desde entonces, se ha dedicado a conquistar los corazones de diversas generaciones con la promoción del arte y el pensamiento crítico.

El Centro Cultural de España Juan de Salazar es una institución que depende de la embajada española en Paraguay.

Desde exposiciones que apuestan por las vanguardias artísticas, hasta lanzamientos de libros y ciclos de charlas para fomentar el pensamiento crítico, el “Salazar" brinda diversas actividades totalmente gratuitas. Así pues, con la biblioteca Cervantes, el museo Julián de la Herrería y los diferentes talleres que pretenden apoyar la creación artística local, este centro cultural se ha convertido en un ícono para nuestro país.

“El Centro Cultural Juan de Salazar es una institución sumamente consolidada; podemos observar la participación de diferentes sectores de la población. La gente se apropia del espacio y lo reconoce como su hogar, pues es un sitio seguro y de mucha diversidad”, expresa Paolo Herrera, coordinador de comunicación del lugar. Asimismo, el encargado comenta que el Salazar entiende la cultura no solo como espectáculo o disfrute estético, sino como algo mucho más amplio: la forma de entender al mundo.

Trabajando codo a codo con la embajada, la labor del centro cultural se centra en la difusión de las tradiciones españolas, la cooperación cultural y el proceso de construcción hacia una sociedad más justa y participativa.

“LA CHISPA" ENCIENDE LA CALLE ESTRELLA

“La calle Estrella, donde vivimos desde hace 20 años, es una calle olvidada y oscura; era un punto rojo muy peligroso. Mis padres siempre fueron militantes de la cultura. Entonces, tomamos la decisión de crear nuestro centro cultural y así nació ‘La Chispa’, un punto que cambió la cara de la cuadra”, explica Sebastían Coronel, miembro de la organización. Asimismo, uno de los fundadores comenta que todo aquel que desee expresar su arte sin menoscabar a una minoría o instigar a la violencia siempre será bienvenido en este espacio de música y arte, ubicado en el casco antiguo y microcentro de la capital.

La chispa se ubica en el microcentro de Asunción, sobre la calle Estrella.

Desde hace cuatro años, esta cuadra cultural ha venido sumando éxitos, pues todos los fines de semana la agenda incluye grupos musicales o jóvenes entusiastas que desean mostrar su arte. “Creemos que la cultura tiene que recuperar la calle; vemos que está muy encuadrada en un solo lugar. La idea es romper este esquema”, explica Sebastián.

Para este propulsor cultural, es necesario dar más visibilidad a proyectos artísticos y realizar más actividades gratuitas en las calles. ¡Valoremos nuestros centros culturales! De las medidas que adoptemos como sociedad dependerá que estos atractivos perduren en el tiempo.

Reportaje de Rebeca Vázquez (18 años)

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