Hurrero es la palabra que se utiliza para denominar a aquellas personas que realizan cánticos, loas y alabanzas a una autoridad, en los eventos que realizan los partidos políticos. Estos lamebotas se pasean como perritos falderos detrás de sus dueños, los dirigentes partidarios que con un 100mil’i o la promesa de un cargo público los arrean como si fuesen vacas del campo.
Con gritos como “viva el partido Colorado” o “tres hurras para nuestro líder, que va a llevar a la nación a un futuro digno”, los hurreros dicen presente detrás de su kavaju, siempre que haya platita de por medio. Echar porras o demostrarle a alguien tu apoyo no está mal, sin embargo, si te pagan por alabar a una persona, sabiendo que está obrando de mala manera, la cosa cambia.
“Por la plata baila el mono” dice una vieja frase y, al parecer, muchos hurreros no han evolucionado, pues actúan como simios, sin pensar. Un poco de dinero y la promesa de un puesto de trabajo, son los atractivos que impulsan a estos chupamedias a enaltecer y alabar a seccionaleros o funcionarios que mandan en los distintos partidos políticos.
Desde hace tiempo, las personas que apoyan a delincuentes, disfrazados de políticos, están presentes, como ocurrió, sobre todo, en épocas de Stroessner. Trajes muy elegantes y una pañoleta roja en el cuello conformaban el outfit favorito de los hurreros, que revoleando por el aire sus manteletas coloradas y gritando “¡tres hurras al querido general!”, enaltecían al dictador.
En la actualidad, los que chupan las medias de los políticos no solo están presentes en actos o eventos, ya que también los encontrás en las redes sociales. Muchas personas son pagadas por seccionaleros para crear cuentas falsas en Twitter y, así, “carajear” a todo aquel que tenga una opinión contraria a la de su correlí.
Los hurreros una vez más mostraron su valía, en la marcha que el partido colo’o realizó a favor de Marito, el martes pasado. Funcionarios públicos y personas de distintas ciudades fueron arreadas como un grupo de ganado vacuno; a esta gente no le importa que su “kavaju” venda el país al mejor postor pues, si cobran su platita, igual seguirán apoyándolo. ¡Qué buen servicio!, ¿no?
Acordate de las palabras de tu mamá, cuando te decía “estudiá, che memby, para ser alguien en la vida”, ya que si no seguís ese sabio consejo, podes terminar lamiendo el traste a un político. Entonces, abrí un libro, leé y no dejes que la vida te arrastre hasta convertirte en un hurrero.
Por Alejandro Gauna (18 años)