En los últimos años, se incrementó la utilización de medios digitales para las clases universitarias, resultando una cómoda herramienta para el docente y alumnos. Los estudiantes pueden obtener desde sus teléfonos inteligentes todo tipo de archivos, incluso sin acceso a internet.
No obstante, la calidad de la información de los resúmenes suele ser pobre, en relación con la información que el docente cree necesaria para la aprobación de la materia. Sobre el punto, deben considerarse el escaso tiempo de clase y la amplitud de temas a estudiar.
La mayoría de los docentes brinda, también, resúmenes de libros que se pueden encontrar en formato digital. Sin embargo, pocas veces los alumnos leen los textos que el maestro utiliza como fuente principal para esta síntesis y, por ese motivo, solo conocen la información a grandes rasgos.
“El docente tiene la responsabilidad de conocer y guiar a sus alumnos, tanto en las plataformas digitales como con los libros físicos, para hacer un equilibrio entre ambos. La tecnología ya es parte de la anatomía de la gente, actualmente, y puede ser utilizada para generar cultura a través de los libros en la web y no sólo para redes sociales”, manifestó el profesor universitario Bernardo Neri Farina.
Simplicidad, facilidad, rapidez, portabilidad y optimización son ventajas que ofrece el mundo digital a la hora de participar de una clase. Pero, ¿esta herramienta brinda toda la información necesaria o solo colabora con la mediocridad de nuestra educación?
Es notoria e indiscutible la facilidad que ofrece la digitalización de informaciones; incluso facilita la comprensión de los contenidos, al agregar dinamismo a la clase. Sin embargo, la insignificante cantidad de libros que son utilizados en aula incide en la permanencia del analfabetismo funcional, al obstruir uno de los aspectos primordiales de la educación: la lectura.
En consecuencia, tenemos algunos profesionales con dos o tres títulos universitarios, postgrados, maestrías y doctorados, que no son capaces de solucionar ni explicar detalles simples de la vida profesional cotidiana o que no comprenden lo que leen o lo que se les dice.
El libro ofrece información completa, ayuda a la concentración, reduce el estrés, fortalece la actividad cerebral, entre otros beneficios, según estudios realizados por el psicólogo y novelista Keith Oatley, de la Universidad de Toronto, Canadá. Ya sean en físico o en digital, la lectura es indispensable y útil en la educación en general, más aún en el nivel terciario. Ya es hora de dejar atrás a los lápiz mbyky...
Por Anahí Acevedo (19 años)