Como cualquier joven, Gabriela compartía videos, en sus redes, acerca de la contaminación acarreada por los plásticos, hasta que un día decidió catapultar sus ideas a la realidad, a fin de transformar el pensamiento de los estudiantes del colegio privado “Niño Jesús”, de la ciudad de Hernandarias. “Siempre recibía mensajes diciendo que no voy a cambiar nada con publicaciones; por eso, decidí pasar a la acción”, narra Gabriela.
La joven realiza charlas destinadas a reducir el uso de los plásticos en el colegio. Asimismo, Gabriela y sus compañeros efectúan actividades comunitarias en las que juntan elementos de polietileno, tapas de gaseosas y cualquier tipo de basura.
"Las charlas son acerca del efecto negativo del plástico en el ambiente y, también, hablamos de la relación del reciclaje con una mejora económica", aclara la joven. El proyecto ya cuenta con el apoyo de la Secretaría de la Juventud y los estudiantes esperan expandir la iniciativa mediante una jornada de limpieza de avenidas en la que se sumarán el Colegio Nuestra Señora de la Asunción y el Centro Educativo Emanuel, de la misma ciudad.
Gabriela asegura que disminuir la utilización de vasos, botellas, bolsas y otros elementos plásticos puede favorecer al desarrollo sostenible del planeta. "El polietileno es un derivado del petróleo y tarda 500 años en descomponerse; entonces, cuando llevamos nuestras basuras a una planta recicladora, estamos ayudando a la economía global ya que, si todos hiciéramos esto, se fabricaría plástico en menor cantidad y se utilizaría menos petróleo", resalta.
La joven opina que la ley 5.414, que busca disminuir el plástico en los comercios, no es fiscalizada debidamente por las instituciones que corresponden. Sin embargo, Gabriela también asegura que “desde sus casas, las personas pueden separar la basura, vender el plástico que no utilicen y generar ganancias, para ayudar al cumplimiento de las normativas”.
El objetivo del proyecto elaborado por Gabriela es que más colegios, a nivel país, se sumen y contribuyan a que la población sea más amigable con el ambiente. “El progreso depende 50% de la propia sociedad y 50% del gobierno; siempre nos quejamos del estado de las calles y los desagües pluviales, pero debemos preguntarnos si nosotros estamos cumpliendo con nuestra parte”, argumenta la joven.
De manera realista, la estudiante afirma que frenar totalmente la utilización del plástico representa una meta difícil de conseguir. “Si al menos una persona deja de usar este material, ese hecho ya constituye un gran paso. Llevar una bolsa de tela a la hora de ir al súper y salir acompañado de tu botellita de agua para cada caminata son cosas sencillas que pueden cambiar una parte del mundo”, finaliza Gabriela.
Por Belén Cuevas (17 años)