Se necesitan hombres

Apenas iniciado el siglo anterior, el explorador británico Sir Ernest Shackleton, quien se encontraba preparando la Expedición Nacional Antártida (que posteriormente fracasó en su intento por llegar al Polo Sur), puso un sencillo anuncio en un periódico londinense en el año 1900. Acerca de este pedido de voluntarios, Shackleton dijo más tarde que “parecía que todos los hombres de Gran Bretaña estaban resueltos a acompañarme, tan abrumadora fue la respuesta”.

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La expedición no consiguió su objetivo, el barco “Endurance” quedó atrapado en los hielos polares y luego se hundió, siendo encontrado recién más de 100 años después. La tripulación completa, gracias a la habilidad de su líder, sobrevivió 2 años en ese entorno hostil hasta ser rescatada, volviendo sanos y salvos a sus hogares. A ninguno se prometió la gloria ni enormes ganancias, y cada uno de los tripulantes peleó por un puesto en ese barco. Todos, sin excepción, se presentaron al llamado del anuncio que encontraron en el periódico: Se necesitan hombres para viaje peligroso. Bajo sueldo, frío tremendo, largos meses de total oscuridad, peligro constante, retorno dudoso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”. –Ernest Shackleton.

Estos hombres, inspirados por un líder carismático en quien depositaron toda su confianza, fueron capaces de hazañas solamente concebibles en las imaginaciones más fértiles, y soportaron pruebas durísimas dando lo mejor de sí a cambio de “solamente” honor, gloria y reconocimiento, dejándose llevar por el instinto y espíritu de sobrevivencia, que tantos valores inspiran al ser humano en determinadas circunstancias.

Hombres y mujeres así tenemos –y muchos- en nuestro país, personas con capacidad e idoneidad, munidos además de valores y principios firmes. Paraguay cuenta con excelentes profesionales egresados de universidades, con posgrados y especializaciones realizadas en el país y también el extranjero; además contamos con profesional técnico excepcional, de probada capacidad y experiencia. Tenemos también sobresalientes oficiales egresados de la Academia de Policía y del Colegio Militar, y diplomáticos de carrera que pueden representar con altura y dignidad a nuestro país. Y en el ámbito privado, los diferentes gremios son representados por empresarios, industriales y productores vanguardistas y exitosos.

¿Por qué entonces no terminamos de ser sorprendidos desde hace varios años por hechos de manifiesta ilegalidad e inmoralidad, cometidos por personas que, por su cargo, rango o posición, deberían ser ejemplos de probidad, terminando por ser exactamente lo contrario? Este fenómeno, que tiene demasiados motivos que se extienden a través del tiempo, termina por hacer caer a la población en el descreimiento absoluto hacia sus autoridades, sus legisladores e instituciones y, lo que es más triste, incluso hacia las propias figuras que históricamente admiramos y de quienes nos enseñaron a no dudar.

Cuando los líderes carecen desde su investidura del liderazgo necesario, entendido como “el conjunto de habilidades que un individuo tiene para influir en la forma de ser y actuar de las personas a su cargo, influyéndolas hacia la consecución de las metas y objetivos trazados”, cuando estas personas no están a la altura del cargo que ocupan y no dan la talla, suele ocurrir que eligen a otros iguales a ellos, para rodearse de un círculo que no objeta, que no exige y que se oculta detrás de los cargos y la burocracia.

Se necesitan hombres y también mujeres, que desde sus respectivos puestos lleven adelante los planes y proyectos, siendo depositarios fieles de las tareas y bienes puestos bajo su administración, ejemplos positivos de sus subalternos y también leales a sus superiores a la par que sus más denodados críticos. Estamos hartos de la expresión “no estoy atornillado al cargo” que ya hemos escuchado tantas veces, de personajes reacios a presentar su renuncia aún con 100 pruebas contundentes en su contra.

Las personas indicadas, por sus capacidades profesionales y atributos personales, ubicadas en los puestos correctos, hacen posible el éxito, tanto de las naciones como de las empresas. Esta sinergia positiva crea todo el ambiente necesario para que surjan otras figuras similares o mejores, para ir creando una situación de mejora continua, que beneficia a las instituciones en particular y a toda la sociedad.

La expedición de Sir Ernest Shackleton “fracasó” por haberse dado corrientes marinas no previstas que atraparon al barco en el hielo con los perjuicios consecuentes. No obstante, la hazaña alcanzada al sobrevivir y la entereza de esos hombres siguiendo las instrucciones de su líder sirvieron de ejemplo para que las siguientes expediciones, habiendo aprendido de los errores de la primera, se vieran coronadas por el éxito. Y es que ésta es otra característica de los liderazgos positivos, los resultados se consiguen a fuerza de insistir y perseverar.

107 años después del naufragio, los restos del Endurance fueron hallados y se están estudiando las posibilidades de recuperarlo sacándolo a la superficie. Es lo que corresponde hacer para seguir honrando aquella gesta heroica que aún enorgullece a los británicos. Mientras tanto, a muchas millas náuticas de ese lugar y en latitudes más cercanas al trópico, nosotros bien podríamos tomar todo esto como ejemplo, y, solo por tirar una idea, empezar quizás publicando un anuncio que diga “SE NECESITAN HOMBRES” …

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