Optimismo estratégico: la clave para prosperar en un mundo lleno de malas noticias

En un mundo saturado de noticias con altos niveles de negatividad, el optimismo estratégico surge como una herramienta poderosa para enfrentar desafíos, potenciar oportunidades y construir un legado duradero en Paraguay.

Contamos con una población joven, cohesionada y con ganas de salir adelante.
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Muchas veces, en mis charlas públicas y privadas, me encuentro nadando contra la corriente. Las preguntas y preocupaciones de mis interlocutores suelen girar en torno a las noticias negativas que nos invaden diariamente: desde conflictos políticos locales y casos de corrupción hasta guerras en tierras lejanas o elecciones.

Sin embargo, estas noticias contrastan con la ola de optimismo que trajo la noticia de que Paraguay alcanzó el ansiado grado de inversión en julio, seguido por logros similares para el Banco Continental y la AFD. Este hito nos abrió una ventana de oportunidades que, a pesar del panorama global, nos invita a mirar hacia adelante con confianza.

Foco en lo que podemos controlar

En mi rol empresarial y en mi vida personal, aprendí a enfocar mis esfuerzos en aquello que está bajo mi control. ¿Cómo puedo contribuir a mejorar las condiciones de las empresas que lidero, o el bienestar de mi familia y mi entorno inmediato? Esas son las preguntas que guían mi día a día.

Es cierto que el aluvión de noticias negativas puede resultar desesperanzador. Sin embargo, en Paraguay tenemos enormes oportunidades para impactar positivamente la realidad, especialmente al crear condiciones de crecimiento y empleo para nuestros jóvenes, que son una de las causas que más me importan. El grado de inversión no solo es un reconocimiento a nuestro esfuerzo como país, sino una señal de que, incluso frente a las adversidades, seguimos teniendo el potencial de construir un futuro prometedor para las generaciones que vienen.

Aprender del contexto global

Mi optimismo también se basa en mi experiencia viviendo y trabajando en el extranjero. Fui testigo de cómo muchos países enfrentan desafíos incluso más complejos que los nuestros: divisiones políticas profundas, poblaciones envejecidas, sistemas fiscales asfixiantes o fondos de pensiones en crisis que absorben parte significativa de los presupuestos públicos. Aunque algunas de estas dificultades también nos van a llegar, todavía conservamos importantes ventajas.

Contamos con una población joven, cohesionada y con ganas de salir adelante. Nuestro modelo fiscal, por ejemplo, permite emprender sin la carga de un “socio silencioso” que se lleve la mitad o más de los ingresos, como sucede en algunos países vecinos. Estas condiciones nos otorgan una posición estratégica para crecer y prosperar.

Crear un círculo virtuoso

Creo firmemente que al enfocar nuestra atención en las oportunidades y lo positivo, podemos crear una “mini realidad” que tiene un impacto multiplicador en cientos o miles de familias. Este círculo virtuoso nos permite soñar con dejar un país mejor para nuestros hijos. Pero no se trata solo de soñar, se requiere esfuerzo, sacrificio y un compromiso constante para convertir esas aspiraciones en realidad.

El ejemplo como legado

Como adultos y líderes, tenemos la responsabilidad de mostrar con nuestro ejemplo que, aunque el camino hacia el éxito esté lleno de desafíos, es posible avanzar con determinación. Hoy en día, una de las grandes distorsiones de la sociedad es la fantasía del éxito sin esfuerzo. No existe tal cosa. Cada logro requiere trabajo arduo y constante.

En este sentido, siempre recomiendo tomarnos el tiempo para reflexionar y encontrar inspiración en pensamientos de tantos pensadores históricos, y en esos libros que no queríamos leer en el colegio porque eran “aburridos”. Una frase de Marco Aurelio resume bien esta idea: “Sé fuerte como las rocas que las olas del mar no dejan de golpear: se mantienen firmes mientras que a sus pies la espuma se agita y desaparece”.

*Presidente de Avalon Casa de Bolsa.

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