Continúa la requisa y destrucción de tragamonedas en comunidades nativas

LOMA PLATA. El municipio de Loma Plata continúa su operativo de requisa y destrucción de máquinas tragamonedas de comunidades nativas. En este caso destruyeron siete tragamonedas confiscadas de la comunidad indígena Pesempo’o. La medida obedece a que los usuarios frecuentes de las máquinas son en general niños, lo que afecta enormemente su desempeño escolar y los induce a la ludopatía.

Las máquinas fueron nuevamente destruidas y los decomisos continuarán.
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El municipio de Loma Plata continúa la requisa y destrucción de máquinas tragamonedas detectadas en casas particulares dentro de comunidades nativas, en un operativo que busca hacer frente al uso masivo de estos aparatos por parte de niños y adolescentes en etapa escolar.

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De esta forma, fueron nuevamente destruidas 7 máquinas extraídas de la comunidad indígena Pesempo’o, las cuales se suman a las 26 tragamonedas decomisadas de comunidades nivaclé y un local de juegos de billar en la zona hace pocas semanas, el cual funcionaba de forma clandestina.

“Se seguirán realizando los controles para proteger a los niños, niñas y adolescentes ante la influencia y los riesgos derivados de los juegos electrónicos de azar que operan fuera de los casinos o locales de juegos autorizados, con el fin de evitarles posibles daños que afecten la salud física y mental”, agregaron desde el municipio.

Así funciona el esquema

Los aparatos funcionaban de manera clandestina en casas particulares, según la denuncia hecha por los miembros de la comunidad. Los principales jugadores eran niños, quienes no asistían a clases durante días por entretenerse con las tragamonedas. Se habló, incluso, de que los aparatos son traídos desde Filadelfia por pobladores de otras comunidades, que los obtienen a consignación en negocios de San Lorenzo.

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El esquema sería tan amplio que, en los puestos policiales en el trayecto desde Filadelfia hasta Loma Plata, algunos agentes cobrarían G. 100.000 por tragamonedas “para que pasen de largo” los controles. El mismo monto estarían cobrando los propios líderes indígenas por máquina de forma mensual y se calcula que en una sola comunidad podría haber hasta 80 máquinas funcionando, lo que devela un millonario esquema del cual hasta el momento no se tiene un responsable directo.

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