Falta de médicos especialistas, de equipamientos, laboratorios y al menos una cama de terapia intensiva y de intermedia para adultos, niños y recién nacidos forman parte de la realidad del servicio sanitario de Alto Paraguay. Es la única forma de evitar que más pacientes sean expuestos a los traslados (en especial por tierra y agua) a través de largas distancias y en situaciones penosas a hospitales de Pedro Juan Caballero, Concepción, Asunción, Loma Plata (Boquerón) o Puerto Murtinho (Brasil).
Muchas veces las derivaciones se hacen por dolencias simples y en otras por casos en los que la vida depende de cada minuto que pasa.
La vida de muchas personas, en especial de recién nacidos, tuvieron finales muy tristes. Mujeres quedaron sin poder concebir a consecuencia de una atención tardía.
En pleno siglo 21 seguimos lamentando la muerte de niños en el vientre materno debido a la falta de cirujanos o anestesistas para procedimientos de partos.
El Hospital Distrital de Puerto Casado cuenta con nueva infraestructura y cuando se inauguró en junio del 2021 se creía que era la solución a tantos padecimientos de la población. Pero, en el lugar solo se realizan cirugías programadas por médicos del Hospital Regional de Concepción porque la dependencia de la localidad no cuenta con especialistas.
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Precariedad en los servicios de salud generan casos terribles de pérdidas humanas
En mayo del 2018, Margarita Millán (32) sufrió desprendimiento de placenta y permaneció 15 horas con su bebé muerto en su vientre en el Hospital Regional de Fuerte Olimpo. Tuvo que ser derivada al hospital de Pedro Juan Caballero, distante 400 kilómetros, para ser atendida. Debido a la tardía intervención, no solo perdió a su primer bebé, sino también la posibilidad de volver a concebir porque le extirparon el útero para salvarle la vida a raíz de una grave infección.
En abril del 2021, Teodolina Villalba (21), necesitaba con urgencia una cesárea, pero no pudieron realizarle en el hospital de Fuerte Olimpo porque el único anestesista de la institución se encontraba de vacaciones.
Otro caso fatal, se registró a mediados del 2022, en el hospital olimpeño, que también es sede de la Región Sanitaria del Alto Paraguay. Una adolescente tuvo más de 20 horas en su vientre a su nonato porque no había profesionales para hacerle una cirugía.
En abril del año pasado un recién nacido murió mientras aguardaban su evacuación a un hospital con capacidad para atenderlo. Mónica Valenzuela (20), la madre, perdió así a su primer hijo.
Unos días después se produjo la muerte de una embarazada en el mismo hospital regional. La víctima fue María Ester Rojas (28), quien a pesar de haber seguido todo su tratamiento en este hospital, no detectaron que tenía un embarazo de alto riego.
Doña María Juana Roy, una mujer ishir, murió en Concepción, luego de ser evacuada desde Bahía Negra. El cuerpo de la fallecida llegó en tres días a su comunidad de Puerto Diana para poder ser velada y recibir cristiana sepultura. La tétrica imagen de su hijo Cristino Miranda sentado bajo un árbol y su lado el ataúd con el cuerpo de su madre, en Vallemí, esperando poder retomar su viaje, recorrió las redes sociales.
El viaje se completó en la carrocería de una camioneta y luego en una embarcación. Era la imagen que reflejaba la indolencia y el desinterés de las autoridades de nuestro país por la dignidad humana de la población del Alto Paraguay.
El última caso ocurrido el 30 de diciembre afecta a Matilde Martínez (25), de la comunidad de los Ishir de Bahía Negra. Con siete meses de gestión, perdió a su bebé. Luego de esperar más de siete horas para ser trasladada porque el chofer estaba de vacaciones y otro se encontraba con reposo médico, fue trasladada de urgencia hasta el Hospital Regional de Concepción, distante unos 600 kilómetros. Apenas pudo completar 80 kilómetros y con ayuda de una enfermera parió a su hijo ya sin vida dentro de la ambulancia y tuvieron que retornar al hospital de Bahía Negra con la triste noticia y la criatura fallecida.
Elefantes blancos
Con la puesta en funcionamiento del nuevo hospital distrital de Puerto Casado en junio del 2021 se pensaba que podrían cesar tantas muertes evitables. Sin embargo, en dicho nosocomio solo se realizan cirugías programadas y los casos de urgencia deben necesariamente ser trasladados a hospitales con capacidad para ofrecer mejores servicios, como los de Concepción, Pedro Juan Caballero o Asunción.
El hospital de Puerto Casado cuenta con equipamiento médico de gran envergadura, con inversión de la Entidad Binacional Yacyreta (EBY). Pero, el Ministerio de Salud dice carecer de rubros para la contratación de médicos especialistas y de manera permanente, por lo que lo que los profesionales trabajan pocas horas en el lugar y solo realizan cirugías programadas.
Las obras de lo que será el nuevo Hospital regional de Fuerte Olimpo, se encuentran avanzadas, pero una vez concluida debe ser dotada de equipamientos médicos modernos y de doctores especialistas. De lo contrario sería otro elefante blanco y nada habrá cambiado en cuanto a los servicios de Salud Pública en el Alto Paraguay.
Le quitaba el sueño
Meses antes de asumir a su cargo, el exministro de Salud del gobierno de Mario Abdo Benítez, Julio Mazzoleni, decía que el departamento del Alto Paraguay tenía el peor servicio sanitario público y que eso le quitaba el sueño. Prometió acciones rápidas para cambiar la penosa realidad.
Como tantas otras autoridades, el discurso de Mazzoleni quedó en solo promesas, pues nada cambió en cuanto a la atención médica. Es más, el exministro procedió a cambiar a la directora del Hospital Regional de Fuerte Olimpo, Dra. Damaris Wagner porque se animó a denunciar las carencias de la institución.
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Salud politizada
A la problemática del penoso servicio sanitario en Alto Paraguay, se suma la grosera politización del área tan sensible. Esto se hizo notar antes de las últimas elecciones internas de la ANR del departamento. Numerosos funcionarios prácticamente se olvidaron sus obligaciones para cumplir como operadores políticos.
El manoseo de los funcionarios de salud, así como de otras reparticiones públicas, es un lastre. A fin de permanecer en sus puestos, inclusive los jefes de hospitales, prácticamente obligan al personal a acudir a las reuniones políticas, de lo contrario no se les renovaban sus contratos.