Según responsables de la Essap la única solución permanente posible es la reconstrucción total de la primera fase del acueducto, que es la que presenta problemas constantemente ya que la cañería se rompe por la propia presión del agua y lleva días desenterrar los caños, remendarlos y volver a colocarlos. Como recientemente llovió es imposible proceder a reparar las mismas por lo que los bombeos de agua están suspendidos.
“Ahora no podemos reparar aún porque en la zona del problema se registró más de 100 milímetros de lluvias y en esas condiciones es imposible ingresar”, de acuerdo a los encargados del reservorio en Loma Plata.
Mientras tanto, las zonas vulnerables del Chaco, como las comunidades nativas, deben recurrir a aljibes y tajamares comunitarios de los pocos que aún tienen agua para subsistir, aunque las lluvias caídas recientemente generaron momentáneo alivio.
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Quienes pueden comprar recurren a aguateros locales, sin embargo muchos pobladores se ven en serios aprietos ya que no llueve regularmente y los efectos de la prolongada sequía persisten.
El acueducto fue presentado como una solución de bombeo de agua desde el río Paraguay presenta constantes fallas en plena temporada de sequía. Algunas comunidades tienen las conexiones de lo que corresponde a la fase 3 del acueducto, que consiste en la construcción de redes de abastecimiento de agua potable en 85 comunidades indígenas y pequeñas localidades del Chaco Central, pero hasta ahora el agua llega mediante acarreo, no por la red, debido a la lentitud de los trabajos encargados por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) en esta parte del proyecto.
Acueducto para el Chaco: costosa y lenta obra
Las obras del Acueducto para el Chaco se iniciaron en noviembre del 2012, durante el gobierno de Federico Franco, luego de quince años de postergación. El plazo de terminación era de un año, pero ya se cumplieron dos lustros y todavía no fue terminado.
Cuando comenzaron los trabajos el MOPC anunció un costo de US$ 50 millones (unos G. 350.000 millones al cambio actual del dólar al guaraní), pero el precio trepó a unos US$ 130 millones (G. 910.000 millones) hasta el 2020, según datos oficiales. La obra es financiada con fondos de Obras Públicas y préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Todavía falta la culminación de la tercera fase del plan. Consiste en la construcción de redes de abastecimiento de agua potable en 85 comunidades indígenas y pequeñas localidades del Chaco Central.
Algunas comunidades tienen las conexiones de lo que corresponde a la Fase 3 del Acueducto, pero hasta ahora el agua llega mediante acarreo, no por la red, debido a la lentitud de los trabajos encargados por el MOPC en esta parte del proyecto. Además se encuentra pendiente la reconstrucción de 100 kilómetros de cañería, obra para la cual se requiere de fuentes de financiamiento, según anunció en febrero del 2022 el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, tras el acto de inauguración del primer tramo de la Ruta Bioceánica.
“No tenemos que ocultar los problemas que también tenemos; los primeros 100 kilómetros del acueducto hay que reconstruirlos”, expresó en ese entonces el mandatario.