Un asombroso rescate movilizó a varias unidades de emergencia de Capiatá, cuando un niño de 2 años y un hombre de 42 quedaron atrapados en un pozo de 25 metros de profundidad en el barrio Cerrito.
Porfirio Recalde, bombero voluntario, relató cómo se desarrolló el operativo que, gracias a la rápida acción y coordinación de diferentes equipos, logró salvar a ambas personas.
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El hallazgo y el llamado de emergencia
Según relató Recalde, los padres del niño escucharon su llanto y descubrieron que se había caído en el pozo. Ante la desesperación, pidieron auxilio a los bomberos.
El orificio, de apenas 30 a 40 centímetros, estaba cubierta por una rejilla que no garantizaba la seguridad.
Según Recalde, vecinos indicaron que el pozo era originalmente destinado a extraer agua, pero había sido secado y cerrado de manera precaria por los propietarios.
Una operación conjunta sin precedentes
Debido al llamado de emergencia, acudieron varios voluntarios. El rescate exigió la participación de todas las unidades de emergencia de la ciudad, según relató Recalde.
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“Trabajamos los bomberos amarillos, con los bomberos azules, la Unidad de Rescate de Capiatá y la Cruz Roja. Nos organizamos para que el trabajo fuera eficiente”, señaló Recalde a la 730 AM.
Un equipo de entre siete y ocho bomberos utilizó poleas, cuerdas y un sistema de arneses para realizar el rescate en un espacio reducido.
Carlos López, debido a su contextura física, fue quien ingresó al pozo para salvar al niño y al hombre. “Era un trabajo delicado, pero estamos capacitados para este tipo de rescates. Constantemente nos entrenamos para intervenir en situaciones extremas como esta”, agregó el bombero.
La operación duró aproximadamente una hora debido a las dificultades del espacio y la profundidad del pozo.
El niño fue encontrado consciente, pero con posibles lesiones: un traumatismo craneal y fractura de cadera.
Por su parte, el hombre, que debió colocarse un arnés tipo pañal para ser alzado, también fue trasladado a un hospital.