El proyecto, presentado como una solución para mejorar la conectividad y fomentar el desarrollo económico en la región, enfrenta retrasos que han generado críticas por parte de las comunidades afectadas. Residentes y productores locales, que dependen de esta vía para el transporte de bienes y servicios, expresaron su frustración por la falta de avances y señalaron que las condiciones actuales dificultan tanto el tránsito de vehículos livianos como el transporte de carga.
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El ministro de Obras Públicas, durante el anuncio inicial, había asegurado que los trabajos comenzarían antes de fin de año. Sin embargo, los pobladores denuncian que hasta ahora solo se han realizado estudios preliminares en algunas áreas, mientras que los caminos continúan deteriorándose.
Las organizaciones sociales y productoras de la zona instaron al Gobierno a acelerar la ejecución del proyecto, advirtiendo que los retrasos afectan no solo la economía local, sino también el acceso a servicios básicos como la salud y la educación. “Prometieron un camino que nos iba a cambiar la vida, pero seguimos igual, aislados y abandonados”, expresó un líder comunitario de Canindeyú.
Desde el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) no se han brindado explicaciones claras sobre las razones de los retrasos, aunque algunas fuentes citan problemas en el proceso de licitación y falta de recursos como posibles causas.
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El proyecto de la Ruta de la Soberanía, además de su importancia estratégica para la integración territorial, es considerado un símbolo del compromiso del Gobierno con las regiones fronterizas. No obstante, la demora en su ejecución podría erosionar la confianza de la ciudadanía en la capacidad de las autoridades para cumplir con las promesas de desarrollo.