El padre Tomás Sosa ofició la misa de las 19:00 en el santuario de Caacupé. En su prédica habló sobre los graves daños que se ve hoy en día en el medio ambiente y dijo que muchos son responsables de dañar la naturaleza sin darse cuenta.
“Tenemos la urgente misión de cuidar nuestra casa común como signo de esperanza. Hoy ya no se pide como un deseo lejano que cuidemos nuestro entorno, los recursos naturales son sagrados. Hay que responder a los pecados ecológicos. El clamor de la propia tierra es que ella necesita ser cuidada urgente y prioritariamente”, indicó.
Asimismo, el padre Sosa también mencionó que hoy podemos ver que se torna necesario que cada uno de nosotros pueda cuidar con esmero, con celo, y con amor su propio espacio.
“Yo soy responsable de cuidar ese lugar que estoy habitando en este momento. Si vemos que a nuestro alrededor hay basuras no vamos a estar tranquilos, no vamos a estar muy cómodos y puede ser incluso que nos plagueemos por ver la suciedad. Pero a veces uno sin darse cuenta colabora en eso, y hay que ser más consciente”, dijo el padre.
“Qué importante es mirar mi propia actitud y ver si yo no estoy fallando. Es un pensamiento egoísta dejar toda la responsabilidad a otras instituciones. Hay que pedir a nuestro señor que nos dé esa conversión ecológica que tanto necesitamos”, expresó.
Continuó diciendo que el cuidado de la casa común ya no puede ser una tarea que tengamos que delegar a otros, sino que hay que hacerlo nosotros mismos.
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Espíritu de peregrinos
En otro momento de su alocución, el padre Sosa añadió que todos los que llegamos al santuario de la capital espiritual, sin duda lo hacemos con “espíritu de peregrinos”.
Recordó que muchos vienen caminando con fe y devoción desde muy lejos en bicicletas, otros de rodillas, acompañados en grupos y con sus familias. “De pequeño con mis padres, yo también hacía la peregrinación desde el Kurusu Peregrino son gratos recuerdos. En fin, todos tenemos ese corazón lleno de espiritualidad”, destacó.
“Cuestionamos cuando nuestra fe es frágil y superficial, pero Jesús nos invita a construir nuestra casa sobre una roca firme, sobre un cimiento fuerte que es de él mismo. De tal manera que ninguna situación o problema que se nos presente tenga la fuerza suficiente para aplastarnos o desanimarnos por completo”, agregó.
“Confíen en el señor para siempre porque el señor es una roca eterna. Confíen en el señor siempre porque el es una roca eterna y que nunca falla. Ahí está nuestra esperanza como peregrinos que estamos aquí porque confiamos plenamente en Cristo, ponemos en él toda nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor y creemos firmemente que camina con nosotros y con él podemos seguir de la mano firmes”, puntualizó el padre Tomás Sosa.
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