Luego de que se haya socializado la nueva designación, el hasta ahora obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción del Paraguay, monseñor Miguel Ángel Cabello Almada, dijo que seguramente habrá gente que se alegra por su partida de la zona.
“Yo sé que molestaba bastante, sobre todo en la zona de Amambay, donde se tiene otra realidad, circunstancias bastante difíciles”, manifestó. En su homilía realizada ayer en el novenario de la Virgen de Caacupé se había referido al narcotráfico y su injerencia en el ámbito de la política.
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Aclaró que hasta el momento que asuma como obispo de Villarrica y Caazapá, que en principio sería en la primera semana de febrero de 2025, seguirá siendo obispo de Concepción y Amambay, que asumió hace 11 años.
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Sobre su sucesor mencionó que mientras el papa Francisco no designe, se tendrá un administrador diocesano, que debe ser electo por un colegiado de sacerdotes.