Melgarejo señaló que estas precipitaciones fueron más lloviznas que verdaderas lluvias, lo que contribuyó mínimamente a mejorar la calidad del aire. Sin embargo, advirtió que para disipar completamente la humareda que cubre la zona, se necesitarían entre 30 y 50 milímetros de lluvias sostenidas.
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La humareda, producto de incendios en áreas cercanas, ha generado preocupación entre los habitantes y afecta tanto la visibilidad como la salud pública. Los especialistas monitorean la situación a la espera de precipitaciones más significativas que puedan poner fin a esta problemática ambiental.