Todo lo que tenés que saber sobre la rinitis, el asma y la polución ambiental

La rinitis y el asma son dos enfermedades respiratorias comunes que afectan a millones de personas. Aunque tienen características y manifestaciones diferentes, ambas pueden ser exacerbadas por factores ambientales, especialmente la polución. Conozcamos un poco más sobre estas afecciones y qué podemos hacer para alcanzar el bienestar.

La rinitis y el asma son dos enfermedades respiratorias comunes que afectan a millones de personas. Aunque tienen características y manifestaciones diferentes, ambas pueden ser exacerbadas por factores ambientales, especialmente la polución.Shutterstock
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¿Existe relación entre la rinitis, el asma y la polución ambiental? Veamos cómo inciden en la salud.

La rinitis es una inflamación de la mucosa nasal que puede ser ocasionada por alérgenos (rinitis alérgica) o por otros factores como infecciones, cambios climáticos o irritantes.

La rinitis alérgica es particularmente prevalente y se desencadena por sustancias como el polen, los ácaros del polvo, el moho o la caspa de animales.

Sus síntomas

  1. Congestión nasal
  2. Estornudos
  3. Picor en la nariz, ojos y garganta
  4. Secreción nasal (rinorrea)
  5. Ojos llorosos

¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad crónica que afecta a las vías respiratorias, causando episodios de obstrucción reversible de los bronquios.

Estos episodios pueden ser provocados por factores como alérgenos, infecciones respiratorias, ejercicio, cambios emocionales y contaminación ambiental.

Cómo se manifiesta el asma

  • Dificultad para respirar (disnea)
  • Sibilancias
  • Opresión en el pecho
  • Tos, especialmente durante la noche o temprano en la mañana

La polución ambiental y su impacto

Algunos tipos de polución ambiental son: polución exterior, material particulado (PM10 y PM2.5), óxidos de nitrógeno (NOx), ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), polución interior, humo de tabaco, productos de limpieza, moho y ácaros del polvo.

Cómo afecta la polución a la rinitis y el asma

La exposición a altos niveles de contaminación del aire puede agravar los síntomas tanto del asma como de la rinitis. Las partículas finas y los gases irritantes pueden desencadenar inflamaciones y respuestas alérgicas que dificultan la respiración.

En el paciente con rinitis, la polución puede causar irritación e inflamación de la mucosa nasal, aumentando los síntomas de congestión y secreción nasal.

En el que padece asma, la exposición a contaminantes puede desencadenar ataques asmáticos, aumentando la frecuencia y severidad de los síntomas.

Las medidas preventivas y de control

  1. Reducción de la exposición a contaminantes
  2. Monitoreo de la calidad del aire
  3. Consultar informes de la calidad del aire y limitar actividades al aire libre en días con alta polución
  4. Mejorar la calidad del aire interior
  5. Usar purificadores de aire
  6. Mantener una buena ventilación
  7. Evitar el uso de productos químicos fuertes y combustibles

Los tratamientos

Entre los tratamientos para la rinitis que evaluará un médico certificado están los antihistamínicos, corticoides nasales e irrigaciones nasales con solución salina.

Mientras que para el asma se indican, siempre bajo supervisión médica, los broncodilatadores de acción corta y larga, corticoides inhalados.

Los especialistas sugieren planes de acción personalizados para los que sufren asma, un estilo de vida y hábitos saludables.

Se suma el ejercicio regular, pero recomiendan evitar ejercicios al aire libre en días en que hay mala calidad del aire.

Desde luego, aconsejan no fumar y evitar el humo; seguir una dieta equilibrada, rica en antioxidantes.

El aire limpio, un bien preciado

La rinitis y el asma son condiciones respiratorias que pueden verse seriamente afectadas por la polución ambiental. Es crucial estar bien informado sobre cómo la contaminación impacta la salud respiratoria y tomar medidas preventivas, tanto a nivel individual como comunitario.

La combinación de monitoreo de la calidad del aire, el uso de tratamientos apropiados y la adopción de un estilo de vida saludable puede ayudar a minimizar los efectos adversos y mejorar la calidad de vida de quienes padecen estas enfermedades.

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