Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa dominical de las 7:00 en el santuario de Caacupé. En su prédica, resaltó que no hay que perder la fe ante las adversidades que se presenten en cada circunstancia de la vida.
Mencionó que muchas veces, por problemas económicos y sociales, hay personas que se olvidan de creer. “Pierden las esperanzas y eso no debe ser así”, dijo.
El obstáculo de la fe es la duda. “El problema está en dudar de la divinidad de Cristo, porque cada vez que rezamos el credo en la misa siempre nos esforzamos para poner las palabras incluidas en él. Hay que tener más fe. ¿Y nosotros tenemos dudas? La duda es una palabra ambigua que puede tener dos significados distintos: uno positivo y el otro negativo”, expresó monseñor.
“El negativo hace que la persona dudosa sea incapaz de tomar cualquier decisión y duda de todo, mientras que el aspecto positivo es cuando con rectitud se acepta aquello que es y que no es. Es un signo de inmadurez el no dudar de nada y el dudar de todo”, explicó monseñor.
Añadió que la duda en la fe es mala cuando es fruto de la ignorancia, porque uno si quiere puede profundizar en el problema, instruirse y resolver la duda.
“Dios sabe distinguir bien cuando la duda es cultivada y cuando, por el contrario, es sufrida. Ojalá pudiésemos tener fe, porque solo con una fe auténtica y sincera podemos acercarnos más a Cristo. De lo contrario, nos puede pasar lo que casi siempre nos pasa: que nos distraemos con la rutina y nos entretenemos con cada ruido sin participar de las misas”, dijo.
“Tristemente, somos a veces tan superficiales que ya no nos dice nada la presencia de Jesús. Y es Él el que está ahí. Si nos acercáramos con fe en la eucaristía obtendríamos milagros. Cuando pidan algo en la misa, en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán”, mencionó monseñor.
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Hay que reconocer a Jesús
En otro momento de su alocución, monseñor Valenzuela también indicó que hay que reconocer a Jesús, porque no tiene sentido hablar de la eucaristía si no se reconoce al hijo de Dios que da vida a los hombres.
“La eucaristía que celebramos en todas las misas es el misterio de nuestra fe. Por eso siempre decimos: ‘Este es el misterio de nuestra fe’. Esto es para nosotros realmente un desafío porque Jesús está presente, pero si no tenemos fe, para aquel que no tiene fe es como si no estuviese Jesús ahí”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.
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Como cada domingo, la basílica de la capital espiritual estuvo copada de visitantes. Estuvieron presentes feligreses de Ciudad del Este, Limpio, Santaní, Nueva Italia, Caaguazú y Luque.
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del Coro permanente de la Basílica.