Mucha gente se reunió en el amplio patio de la iglesia parroquial del distrito de Carmen del Paraná en la fría mañana de hoy para celebrar la misa central en honor de la Virgen del Carmen con una misa presidida por el obispo Pistilli, acompañado de los sacerdotes Daniel Ferreira y Marcelo García.
El obispo instó a los feligreses a acercarse a Dios a través de la oración. “La oración tiene que expresar nuestra familiaridad don Dios, expresar la confianza en que Dios va a proveer para nuestra vida”, dijo el prelado.
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Esa comunicación en familiaridad con Dios se establece con sencillez, honestidad, humildad, no desde la prepotencia, destacó el obispo. Invitó a que esa misma forma de comunicación sea trasladada a nuestra relación con las personas, para vivir mejor con los demás.
Historia
La fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo es una de las celebraciones marianas más populares entre la feligresía católica. Se remonta al siglo XII, cuando un grupo de ermitaños comenzó a venerar a la Virgen en la ladera de la cordillera Carmelo, en España.
Cada 16 de julio la comunidad de Carmen del Paraná rinde culto a su protectora, pero no siempre fue esta la figura religiosa a la que los habitantes de este antiguo paraje jesuita celebraban.
La ciudad de Carmen del Paraná fue creada por decreto de fecha 24 de abril de 1843, dictado por los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso. Desde entonces la Virgen del Carmen es patrona de la comunidad.
La fundación de Carmen del Paraná tuvo por objetivo trasladar a este sitio a los nativos guaraníes que habitaban la “Villa Encarnación”. Pero ya durante el periodo de evangelización existió en el lugar una estancia de los jesuitas y un oratorio dedicado al Tupã ra’y (Niño Dios).
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Tras la Batalla de Tacuary, el 11 de marzo de 1811, en la cual las tropas paraguayas derrotaron a la fuerza comandada por el general argentino Manuel Belgrano, para celebrar el fin de las hostilidades se organizó una procesión alrededor de la plaza, portando la imagen del Tupã ra’y, que daba nombre al paraje utilizado como estancia de los jesuitas. Posteriormente, durante el gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia, fue convertido en una “Estancia de la Patria”.
La imagen de la Virgen del Carmen que se guarda en la iglesia local es una talla en madera hecha en España. Llegó a Paraguay traída por el ejército chileno, refiere el historiador carmeño Francisco Centurión.
En 1973 un incendio provocado por las velas que los fieles encendían a la virgen quemó gran parte de la imagen, quedando intacto solamente el rostro. El resto fue restaurado.
Otro hecho poco conocido es que durante la Guerra del 70 la población masculina de Carmen del Paraná desapareció casi por completo. De todos los que fueron a la guerra no regresó ninguno. La población indígena que habitaba el lugar se desbandó durante el conflicto bélico y regresó a los montes.
Entre los años 1880 y 1900 la ciudad se repobló con criollos venidos de Argentina, Uruguay y Brasil. También vinieron algunas familias paraguayas provenientes desde San Cosme, Yuty y Caazapá.
Alrededor de los años 1930-40 comenzaron a llegar los primeros inmigrantes de Europa del Este (checos, polacos, rusos, ucranianos), que se instalaron en esta ciudad y las localidades de Coronel Bogado. Esta corriente inmigratoria dio un nuevo perfil urbanístico a Carmen del Paraná.