En comunicación con ABC Cardinal este lunes, el ministro de Defensa Nacional, Óscar González, comentó sobre la situación en el departamento de Canindeyú, donde el pasado jueves un helicóptero de las Fuerzas Armadas fue atacado, presuntamente por personas al servicio del narcotraficante Felipe Santiago Acosta, alias “Macho”, y pidió paciencia a la ciudadanía.
El jueves, un helicóptero de la Fuerza de Tarea Conjunta que realizaba “reconocimiento” -según explicó el ministro González- en la zona de Brítez Cue, Canindeyú, recibió disparos por parte de desconocidos y se produjo un intercambio de fuego que dejó a dos militares y a un número desconocido de los atacantes heridos.
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El ministro argumentó que el enfrentamiento es prueba de que “estamos haciendo el trabajo que corresponde” y que el tiroteo ocurrió debido al “trabajo de inteligencia operativa” que las fuerzas en Canindeyú están realizando.
“Estamos haciendo inteligencia de combate, reconocimiento”, dijo. “Ese personal que va como patrulla de reconocimiento (...) está en su presupuesto que reciba fuego”, añadió.
Negó que los militares atacados hayan sido “sorprendidos” y comentó que el helicóptero “estaba yendo a ‘exfiltrar’ a un grupo (de militares) que estaba siendo hostigado por algunos indígenas de la zona”.
Las autoridades presumen que Felipe Acosta, considerado el principal líder del tráfico de marihuana en la zona, usa a miembros de pueblos originarios como colaboradores.
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“El hostigamiento da la pauta al operativo de que los grupos criminales ya estaban en conocimiento que la patrulla estaba ahí”, agregó.
“Paciencia”
El ministro señaló que la presencia de civiles en la zona requiere una actuación “bien puntual” de las Fuerzas Armadas y de “la paciencia de la gente que no está en el terreno”.
“La gente pide la respuesta de las Fuerzas Armadas y no se va a ver en el momento; el resultado positivo o negativo es el que se va a saber”, enfatizó. “Para callar la ansiedad podemos llevar más elementos de combate, pero esa no es la solución”, agregó.
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El sábado, patrulleros de la Fuerza de Tarea Conjunta encontraron, a cinco kilómetros del sitio del enfrentamiento del jueves, cuatro camionetas con impactos de bala y rastros de sangre, que habrían sido utilizadas por los atacantes y dañadas durante el tiroteo con los militares.