Alumnos del Colegio Nacional del Asentamiento 7 de Diciembre, ubicado en zona de la serranía de San Rafael del distrito de Tava’i, siguen sufriendo por la desidia de la empresa constructora Norteñito del Sur, propiedad de Rafael González Franco, que no termina la edificación de un pabellón con tres aulas.
La obra está presupuestada en G. 380 millones y tiene el financiamiento del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) mediante el Fondo Nacional de Inversiones Públicas y Desarrollo (Fonacide). La adjudicación se concretó en octubre del 2022, los trabajos comenzaron en enero del año 2023, duraron dos meses y construyeron hasta la altura del techo.
En febrero, tras publicaciones periodísticas de los reclamos, se reanudaron las tareas, pero en poco tiempo volvieron a abandonar la obra.
Los padres y docentes de la institución denunciaron en enero último el abandono de la obra por Norteñito del Sur y exigieron a las autoridades del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) que la construcción termine antes del inicio de las clases. Pero, los alumnos reciben enseñanzas en la intemperie o bajo árboles.
En las jornadas de frío los estudiantes se ubicaron en el patio, bajo el sol, para dar clases. Cuando llueve no tienen otra opción que la suspensión de clases, señalaron los padres. Aseguraron que hay un desinterés total para mejorar las condiciones en las que reciben enseñanza los habitantes de escasos recursos económicos del departamento de Caazapá.
Los alumnos pierden clases cuando se registran inclemencias del tiempo porque no tenemos aulas para resguardar a los docentes y estudiantes. El mal estado de los caminos también es un factor contrario porque los docentes no pueden llegar a su trabajo en temporadas de grandes lluvias.
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El director de la institución, Adrián Saenger, expresó que “lamentablemente siguen afuera, en la intemperie, sin techo, porque la constructora no termina la obra. Desde enero pasado, después de la protesta, avanzaron un poquito, colocando las tijeras y tirantes para el techo, pero volvieron a parar y los alumnos siguen estudiando sin un techo digno.
Son paraguayos, hijos de agricultores, quienes sufren así, dijo el docente.
Intentamos comunicarnos con el empresario Rafael González Franco, quien se había comprometido a terminar la obra para marzo último, pero no atendió nuestras llamadas telefónicas. Estamos abiertos en caso de que desee referirse a la denuncia.