Caacupé: monseñor Escobar cuestionó la miseria, el mal servicio de salud y el maltrato que sufren los indígenas

El obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, monseñor Gabriel Escobar, presidió la santa misa en el Santuario de Caacupé. Durante su homilía lamentó la miseria en que vivimos los paraguayos, el mal servicio de salud y el maltrato que reciben los indígenas por parte de los parlamentarios.

El obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, monseñor Gabriel Escobar, presidió la misa en el santuario de Caacupé.
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Monseñor Gabriel Escobar, obispo del Chaco, ofició la misa dominical en el Santuario Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé. Saludó de forma especial hoy a los migrantes, inmigrantes y refugiados que están peregrinando junto a su Madre Santísima bajo la advocación de Tupãsy Caacupé.

Felicitó al pueblo cristiano católico que celebra la solemnidad del Corpus Christi y la Semana Nacional del Migrante y Refugiado en Paraguay.

Durante su prédica cuestionó la situación que sufren numerosas familias a causa de la desidia de las autoridades al no resolver la miseria, la mala atención de salud, escasez de trabajo y el maltrato a los indígenas.

Indicó que esta es la triste realidad de nuestros compatriotas que lastimosamente salen del país para conseguir un futuro mejor.

“Podemos preguntarnos por qué salen del lugar que les vio nacer. Seguro algunos pocos se van por opción personal o placer, pero la mayoría sale del Paraguay a la fuerza, por falta de trabajo, de oportunidades, por falta de una buena educación y de un buen servicio de salud”, señaló.

Añadió que miles de personas también buscan la manera de cómo ganar más para ayudar a sacar adelante a su familia, debido que el costo de vida cada vez es más caro en el país y el sueldo mínimo ya no alcanza.

“Es allí donde nuestros compatriotas se sienten obligados a emigrar a otro país”, resaltó el obispo.

Indígenas humillados por las autoridades

Monseñor también lamentó profundamente que los pueblos originarios indígenas tengan que pasar penurias en sus reclamos y que para hacerse escuchar y luchar por sus necesidades básicas -como tierra, caminos, electrificación, agua, educación y salud- deban venir a la ciudad capital a deambular con sus hijos inocentes con este frío.

La autoridad eclesial dijo: “Duele ver cómo los propios representantes del Parlamento los tratan mal con palabras irreproducibles por algunos legisladores, que para colmo fueron elegidos por el pueblo, para servir al pueblo y no para maltratar. Ellos también son paraguayos como cada uno de nosotros, los latinos”.

La alusión se refería al repudio de miembros de la Coordinadora de Líderes y Lideresas Indígenas del Bajo Chaco (Clibch) sobre las expresiones del senador Javier Vera, alias Chaqueñito, quien dijo sobre los nativos que vivir en la calle “está en nuestra sangre y forma parte de nuestra cultura”.

“Muchas veces no es cuestión de falta de dinero, sino falta de gerenciamiento de los recursos del estado y la buena utilización del dinero público”, agregó.

Resaltó que es importante que se les escuche y se comprometan los responsables del Indi y del Gobierno a dar una solución a sus problemas de una vez para siempre.

Hijos de políticos están cada vez mejor

Monseñor Gabriel hizo énfasis en que “los hijos de los políticos son los que están cada vez mejor, mientras que los demás paraguayos están cada vez peor”.

“Molesta a todos cuando, sabiendo que hay dinero para solucionar los problemas, no tengamos esa voluntad de acortar los sueldos de personas que trabajan para el Estado, que ganan millones (Parlamento, binacionales, etc.) mientras otros compatriotas que son los que realmente necesitan pasan penurias y miserias”, destacó.

Pésimo servicio de salud

El obispo enfatizó que actualmente se tiene un pésimo servicio de salud. Resaltó que los paraguayos también tenemos todo el derecho de estar bien y de gozar de una atención de la salud accesible para todos, con remedios gratis y profesionales en todo momento.

Y también “una casa digna, un sueldo básico que alcance para mantener un hogar, poseer una educación de calidad, contar con una Justicia pronta, barata e imparcial para todos sin excepción alguna, ese es el sueño de todos”, puntualizó monseñor Escobar.

Semana Nacional del Migrante y su familia

En otro momento de su alocución, monseñor Gabriel Escobar recordó la Semana Nacional del Migrante y dijo que el mensaje del Santo Padre, el papa Francisco, para la 110ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2024, nos dice: “Dios camina con Su pueblo”. Y el año de la oración nos dice: “Señor, enséñanos a orar”, propuestas de la Iglesia del Paraguay para esta Semana del Migrante y su familia.

“Como Padre y Pastor de la Pastoral de la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Paraguaya me siento en la obligación de compartir con cada miembro de la Iglesia la realidad de la migración, que afecta y compromete a todos, de manera especial con los migrantes y sus familias, así como también a sus hijos que son implicados por la migración”, refirió.

“Es decir, a los que salieron (emigración), a los que se quedaron (familia), los que llegaron (inmigración) y especialmente a la sociedad receptora o de acogida”, detalló.

En la celebración de las 110ª Jornada Mundial del Emigrante y su familia, el papa Francisco señala la identidad itinerante de la Iglesia mediante un servicio especial a los hermanos migrantes y su familia, que surge como una fotografía contemporánea de una Iglesia en salida, una Iglesia que se mueve.

“Un Dios que camina con su pueblo”

El obispo señaló que el Santo Padre nos sugiere hacer un recorrido de forma sinodal (juntos), sorteando los obstáculos, amenazas y los logros de objetivos propuestos por cada migrante para alcanzar la verdadera patria e intentar en este viaje reconocer la presencia de “un Dios que camina con su pueblo”.

”En otros términos, reconocer al Señor presente en medio de su pueblo, al Emmanuel que, en la figura del migrante, nos interpela al corazón e invita al encuentro. Nos convida a contemplarlo como una gran oportunidad para crecer en todas las dimensiones (humanas, culturales, religiosas, etc.)”, prosiguió.

“De ahí la necesidad de tomar conciencia sobre las migraciones, su complejidad e implicancia y, por sobre todo, ponerse en el zapato del otro para entender que, solamente asumiendo la dimensión del peregrino o del migrante, el mismo Dios nos estará enseñando a orar, a dialogar con el otro diferente y entender la fuerza que representa saber dialogar con el otro y, por ende, con Dios”, apuntó.

“La migración es también una oportunidad de hacer nuestras comunidades más ricas con lo que los migrantes traen en su bagaje cultural. En este proceso, los migrantes y la comunidad local se van intercambiando identidades, que las ciencias sociales los define como intercambios entre culturas diferentes, y se las denomina transculturación o aculturación”, explicó.

“Celebremos esta Semana del Migrante y su familia con el único deseo de sentir a este Dios que camina con nosotros y que nos invita al diálogo con Él y el otro”, finalizó monseñor Gabriel Escobar.

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