La comunidad rural de Potrero Naranjo, del distrito de San Pedro de Ycuamandyyú, deambula en medio de muchas necesidades, tras las últimas lluvias los caminos quedaron intransitables.
Son unos 1.500 habitantes, más las zonas aledañas que sufren la fata de caminos, acceso a educación y salud.
En la localidad, un pequeño y precario rancho con peligro de derrumbe es el puesto de salud del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, donde trabajan dos enfermeras con salarios y una se desempeña como voluntaria, en medio de lo poco que tienen atienden entre 300 y 600 pacientes al mes.
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Las funcionarias deben realizar gestiones, pedir ayuda a vecinos o ganaderos para buscar medicamentos desde la segunda región sanitaria.
La tarea implica 2 a 3 horas de viaje para llegar al centro de la capital departamental, también realizan ventas de comidas y torneos para tratar de mantener el local. Por estos motivos piden la construcción de un local acorde a las necesidades.
Precariedad de la salud pública donde falta todo
No cuentan con ambulancia, ante casos de urgencias recurren a la patrullera de la Policía Nacional, que siempre apoya, o dependen de la caridad de algún poblador o ganadero de la zona para trasladar a pacientes a San Pedro de Ycuamandyyú, o Santa Rosa del Aguaray.
La Lic. María Garcete, encargada del lugar, cuenta que atienden pero lamenta: “no tenemos ambulancia, dependemos de la patrullera de la Policía y de vecinos”.
Estas mujeres trabajan desde las 07:00 hasta las 18:00; la encargada, con algunos problemas de salud, cumple con su función desde hace 18 años en el lugar, en las mismas condiciones.
“Ojalá nos hagan caso, apenas llueve debemos abandonar el lugar, puede caer”, dice la trabajadora, al mirar y señalar las fisuras y grietas en las paredes y techos.
Cuentan con algunos muebles, producto de aportes, inventan gavetas de cartones, en forma manual llenan las fichas de los pacientes.
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El puesto de salud está con serio peligro de derrumbe
Sobran ganas y patriotismo por parte de las trabajadoras y de la comunidad, pero “falta muchas cosas, hacemos lo que podemos, pero para construir no tenemos recursos, pedimos a las autoridades que nos miren. Los caminos están en pésimo estado para llevar a enfermos”, dice Claudio Martínez, presidente de la Comisión de salud del local.
Toda la comunidad trabaja y coopera de acuerdo a sus posibilidades, “preparamos y vendemos comidas, organizamos torneos de fútbol, compramos muebles, pintura y hacemos limpieza; debemos ayudar a buscar medicamentos”. Pero duele la falta de interés de las autoridades, “no nos hacen caso, está por caer todo, espero que nos construyan un nuevo puesto de salud”, expresó el poblador.
El presidente de la Seccional colorada de General Resquín, el cuestionado Dr. Edison Florentín es el director de la segunda región sanitaria.
Según los pobladores, prometió contratar a la profesional que trabaja gratis, pero no cumplió y esperan que acompañe las gestiones para construir un mejor local. Intentamos tener su versión, pero el médico seccionalero no estaba en su despacho.