El Panteón Nacional de los Héroes es la réplica de Le Panthéon, un monumento ubicado en París. Fue construido con el fin de ser el oratorio privado de Francisco Solano López, en 1862. Su historia es digna de ser conocida por nacionales y extranjeros.
La obra empezó en el año 1862, estaba ubicada en la esquinas de la propiedad de Francisco Solano López, diseñada por el arquitecto Alessandro Ravizza, quien arribó al Paraguay en 1854. De ahí su nombre completo: Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de Nuestra Señora de la Asunción.
“Después empezó la Guerra y la obra quedó inconclusa. Hubo varios intentos de concluir el edifico, por ejemplo, hacia 1893 o 94 se creó una comisión con el fin de juntar fondos para terminar pero no consiguen”, especificó el historiador Herib Caballero Campos.
Luego en la década del 10 o del 20 se usó para exposición de pinturas y ya en la década del 30, las damas católicas realizaron una rifa para juntar los fondos y terminar la obra.
Cuando llega el Gobierno del Coronel Rafael Franco (1936-1937) uno de los primeros trabajos que ordena es la culminación de la obra del oratorio y en septiembre de 1936 se le da el título de Panteón Nacional de los Héroes, a través de un decreto firmado por todo el gabinete.
El ministro de Guerra y Marina y ministro de Relaciones Exteriores, Juan Stefanich, fue encomendado para la búsqueda de los restos de Francisco Solano López, es entonces cuando el 12 de octubre de 1936, día del aniversario de la proclamación de la República, se inaugura con el fin de terminar la obra y colocan focos para trabajar de noche.
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“Como no se encontraron los restos, donde estaba la tumba, se trasladó tierra de ese lugar en dos urnas que llegaron en un buque, realizando una parada en Concepción, antes de llegar a Asunción, donde se realizó un velatorio a Solano López. Fue introducido aquel 12 de octubre de 1936″, especifica.
Los restos que descansa en el Panteón
- Francisco Solano López.
- Juan Francisco López Linch (Panchito).
- Un soldado desconocido de la Guerra del Chaco (se encuentra en el centro del edificio).
- José Eduvigis Díaz.
- Carlos Antonio López.
- Bernardino Caballero.
- Antonio Tomás Yegros.
- Un niño mártir de Acosta Ñu.
- Eusebio Ayala.
- Eligio Ayala.
- Emiliano R. Fernández
- José Félix Estigarribia.
- Julia Miranda Cueto
El Presidente de la República, José Félix Paiva (1937-1939) le devuelve el título de Oratorio, porque ese año fue eucarístico y no quería tener problemas con la Iglesia, desde ese momento, lleva el nombre de Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción.
Antes de la imagen de la Virgen, se encontraba la estatua de un Cristo con una cruz, cuyas piezas se perdieron.
La estructura corría peligro
En el año 2017 fue realizada una obra para evitar que colapse el edificio, ya que la estructura corría peligro.
“No cualquiera ingresa al Panteón”
El historiador especificó que para que los restos de una persona sean llevados al Panteón debe existir una Ley.
“Por ejemplo, un Presidente de la República no puede decidir el ingreso de los restos de alguien, es por Ley de la Nación”, sostuvo.
A lo largo de la historia se dieron dos casos: Augusto Roa Bastos y el presidente Rafael Franco.
“Franco había dejado en su testamento que el no era digno de estar al lado de los héroes y en el caso Roa Bastos, también especificó en su testamento su voluntad de descansar junto a sus padres”, refirió.
Lo que tenes que mirar cuando visites el Panteón
- La cúpula.
- Los vitrales.
- Las urnas de cada uno de los héroes.
El recorrido lleva unos 30 minutos, el ingreso es por la calle Palma (casi Chile) y el acceso es gratuito.
Símbolo de la democracia
El lugar se convirtió en un centro cívico, considerado un símbolo de la democracia, ya que en ese lugar la ciudadanía se concentró para festejar el inicio de la democracia y la caída de la dictadura en 1989, además la victoria de la Albirroja para varios mundiales de fútbol y otros hechos del pasado que fueron celebrados allí, así como también grupos civiles siguen llegando hasta Palma y Chile para reclamar sus derechos frente al Panteón. “Tiene mucho simbolismo dentro del discurso del Paraguay del Siglo XX”, resalta.