El ataque furtivo de piratas en el río, aprovechando la noche, junto con el contrabando y otros temas, son los flagelos que la Cámara Paraguaya de Procesadoras de Oleaginosas y Cereales (Cappro) viene denunciando desde hace varios años y que pide al Gobierno una solución de raíz, según se da a entender en un comunicado difundido el viernes último.
“El perjuicio económico es grave, ya que en muchos casos, al reemplazar la mercadería robada por agua u otros cuerpos extraños (por parte de los ladrones) se contamina la carga y, además, la misma sufre penalizaciones por mala calidad o es directamente rechazada en el destino final, advierte.
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En ese sentido, Cappro destaca la preocupación sobre el destino del aceite que es robado de las barcazas, ya que temen que sea “refinado” en instalaciones clandestinas, sin cumplir con los procesos mínimos para asegurar su inocuidad, que pueden inclusive reempaquetarlos en recipientes de marcas ya establecidas en el mercado y comercializados como tales, engañando y exponiendo a los consumidores.
Añade que, a pesar de que las empresas transportadoras realizan grandes inversiones en tecnología y procesos para intentar prevenir estas situaciones, que impacta en la tarifa del transporte y en la competitividad de los productos transportados, el esfuerzo aislado del sector privado no es suficiente para enfrentar a grupos organizados dedicados al robo y al contrabando, expresa el manifiesto. Finalmente propone apurar el plan maestro de la de las vías navegables del Paraguay.