En pleno escándalo de nepotismo y malgasto en la administración cartista del Congreso Nacional, con los lujosos sillones, lo que despertó aún más la indignación ciudadana, a esta redacción llegan denuncias del estado en que se encuentran los bancos de las salas de espera de los hospitales públicos y del Instituto de Previsión Social (IPS).
Y es que mientras nuestros representantes están gastando grandes cantidades del dinero público en confortables sillones para apoyar sus “honorables humanidades”, el pueblo paraguayo, que paga esas sillas, tiene que -literalmente- ver dónde sentarse mientras espera por horas para recibir atención médica.
El contraste de estas realidades demuestra fehacientemente que, pese a que la Constitución establece claramente que la soberanía reside en el pueblo y que los poderes del Estado ejercen ese imperio en representación de este, nuestros representantes parecen no compartir ni remotamente la realidad de sus representados.
ABC realizó un pequeño ejercicio de cálculo para ver cuántos de estos bancos podrían comprarse con el dinero que el Congreso gastó solo en los sillones de lujo y te lo contamos en esta nota.
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Las “sillas del pueblo” que paga las de lujo
Desde el Centro de Salud de San Antonio llegaron imágenes de la patética situación por la que tienen que pasar mientras esperan la atención. Una madre y sus dos pequeñas hijas fueron vistas en estos bancos totalmente desprovistos del interior acolchado, expuestas al calor y a los mosquitos mientras aguardaban.
Las “sillas del pueblo” se muestran con la base de madera completamente destruida por la humedad y, en algunos casos, sin respaldo siquiera.
Pero no solo en los hospitales públicos, que se financian con los impuestos del pueblo, la cosa está así. En el Hospital Central del IPS, por ejemplo, los pacientes tienen que esperar aún en los antiguos bancos de metal con acolchado prácticamente destruido, lo que, además de la incomodidad, genera un aspecto muy poco salubre para un hospital.
Hasta en los patios del Hospital Central, los familiares de los pacientes son forzados a esperar en bancos de plástico ya rotos, sin respaldo y con las patas completamente oxidadas.
¿Cuántos bancos pueden comprarse con el dinero de los nuevos sillones?
Haciendo solamente ejercicios matemáticos básicos encontramos que, en base a los precios que actualmente paga el Estado por bancos de este estilo, en la licitación pública N° 296271, para la adquisición de Tándem de Sillas para Sala de Espera, la Municipalidad de Asunción adquirió estos artículos por un valor unitario de G. 2.457.000, menos de la mitad de los G. 5.700.000 que pagó el cartismo por las “sillas de oro”.
Bajo estas condiciones, por las 221 “sillas de oro”, con un valor total de G. 1.259.700.000, podríamos adquirir cerca de 512 de estos bancos o “sillas en tándem” para hospitales públicos.
Pero si nos fijamos en el mercado, encontramos que estas sillas pueden valer mucho menos. La gama de precios es muy variada y van desde los G. 500.000 hasta los G. 2.000.000, por lo que -haciendo el mismo cálculo matemático- podríamos adquirir entre 630 y 2.519 sillas para el pueblo paraguayo.