Al final de la misa central en honor de la Virgen de Caacupé, un ciudadano presente en la celebración que se lleva a cabo en la explanada de la Basílica se expresó a gritos. El pedido del hombre fue acompañado, a la vez, por los gritos de otros feligreses.
El indignado ciudadano pidió la palabra y dijo que se encontraban con un grupo de jubilados y pensionados, participando del encuentro religioso. Aprovechando lo oportunidad, se dirigió al presidente Santiago Peña y a su esposa, Leticia Ocampos, a quienes pidió que hoy se comprometan a no tocar el dinero de los jubilados, atendiendo al proyecto de ley mediante el cual se pretende crear una Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones.
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También mencionó a los legisladores colorados cartistas presentes, a quienes cuestionó que acudan hoy a misa, pero el miércoles “se van a ir a negociar bajo la mesa” ese proyecto que podría ser perjudicial para las cajas de jubilados.
Ante los pedidos, Peña solo sonrió
Ese incidente se dio ante el rostro serio de casi todas las autoridades presentes, con excepción de Peña, quien solo sonrió, ignorando los reclamos.
Luego de dicho reclamo, también monseñor Ricardo Valenzuela, en la lectura de la carta del pueblo paraguayo señaló que el fondo jubilatorio debe permanecer cerrado para asegurar la vida digna de los trabajadores. Advirtió, en ese sentido, sobre el peligro de “abusar de la confianza del pueblo paraguayo”.